La patria no es el estado y el estado puede ser el enemigo público número uno de la patria

La fuga de Ferrovial bajo el bombardeo de insultos del gobierno reabre un tema clásico de la izquierda: la relación entre el estado (o el gobierno) y la patria. Digamos por otro lado que el gobierno no se ha puesto a insultar a la empresa después de que decidiera escapar de España, sino que la empresa ha decidido escapar de España después de que el gobierno empezara a insultar a las empresas. Pero centrémonos en el asunto de la relación entre el estado y la patria.

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Según repite machaconamente la izquierda hace tiempo, la patria es la sanidad pública, o la educación pública, no una bandera. Esto lo tiene más asumido la izquierda española con su carácter antiespañol más que ninguna otra izquierda del mundo. En la propia España, de hecho, no hay problema para sentirse vasco o catalán y esgrimir las consiguientes banderas por muy de izquierdas que se sea, de hecho los partidos más izquierdistas son a la vez los más violentamente nacionalistas. El carácter antiespañol de nuestra izquierda es por tanto un carácter demencial y singular, pero volvamos al núcleo de la cuestión.

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El estado no es la patria.

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La patria es algo anterior al estado y distinto al estado.

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Los mismos que por un lado te hablan de naciones sin estado, de hecho, identifican por otro lado el estado y la patria.

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El estado, en el mejor de los casos, es un subconjunto de la patria.

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En un país, salvo en uno comunista o socialista, no todo es estado.

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Evidentemente los ciudadanos de un país no comunista o no socialista pueden ser tan patriotas o más que los ciudadanos de los países socialistas y comunistas, al punto que pueden no querer salir huyendo de su país saltando un muro o atravesando el mar con una pequeña balsa.

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El estado no sólo no es lo mismo que la patria, sino que puede ser lo contrario de la patria y un enemigo de la patria. Cuando un país es invadido por otro, el propio estado pasa a ser un títere del invasor y un enemigo de la patria.

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Si, como actualmente en España, sin necesidad de una invasión el estado pasa a estar controlado o condicionado por partidos que quieren trocear la patria y destruir el estado español, malamente se puede considerar que la patria y el estado se identifican.

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En un país en el que todo el mundo fuera lo bastante rico para tener sanidad privada o educación privada o planes de pensiones privados, la existencia del estado, no la de la patria, se podría ver reducida de una forma muy sustancial. Alguien podría pensar justo lo contrario: que en un país en el que la educación, la sanidad o las pensiones empiezan a ser algo que no es un costosísimo monopolio del estado la gente empieza a prosperar y a enriquecerse.

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Puede usted pensar que las banderas son absurdas y que la patria es la sanidad o la educación, pero intente usar sin pagar un servicio público de otro país y a lo mejor se encuentra con que la policía le explica amablemente que las cosas no son así. Usted puede usar gratuitamente la sanidad española porque es español, o porque España le deja, y puede acaso usar la de otros países por un acuerdo del estado de ese país con el estado español. También puede usted tener un seguro privado para viajar, no obstante lo cual no será en el extranjero ni menos patriota ni menos español. Por supuesto el estado español es un estado que colabora o compite con otros estados en el ámbito internacional. La idea del estado sin bandera tropieza de lleno con la evidencia  de que no hay estados sin bandera.

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Alguien que no paga impuestos puede ser patriota. Un pobre, por ejemplo, puede ser patriota. Un rico puede ser patriota, pero no es más patriota porque pague más impuestos que los demás. Irónicamente este es el concepto de patriotismo que está propalando la izquierda.

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Tan distinto puede ser el patriotismo del estatalismo que el estado puede ser destruido o quebrar y los nacionales de ese país seguir siendo patriotas. También puede haber alguien tan patriota que quiera fundar un estado para que cristalice su sentimiento patriótico. De hecho “gozamos” en España de la existencia de muchas personas que se dicen a sí mismo nacionlistas y patriotas, pero de un estado que no existe, sino de uno que quieren fundar, hasta ese punto no tienen nada que ver los conceptos de patria y estado, o hasta ese punto es más la idea de patria la que sustenta la de estado que no  a la inversa.

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Cuando Rufián paga los impuestos de los más de 100.000 euros anuales que generosamente le paga el estado que dice que le oprime (será bajo el peso de tanto sueldo) y que dice quiere destruir, no se convierte en un patriota. Si se pueden pagar impuestos en España odiando a España, también se pueden pagar impuestos en otro estado amando a España. Lo que no tendría acaso sentido sería que alguien dijera que ama mucho lo público y lo estatal y sin embargo evitara pagar sus impuestos. Eso sí sería una contradicción.

Naturalmente hablamos siempre de un estado justo y legítimo, sea lo que sea eso. O sea, el que paga sus impuestos a los nazis o a los comunistas, ¿es un patriota o un colaboracionista? Todo dinero que no se le pague a un estado totalitario puede ser un acto de patriotismo y el que se niegue a financiar un estado opresor no tiene por qué ser un antipatriota.

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¿Y un estado corrupto? ¿Es patriótico o es estúpido pagar puntualmente sus impuestos?

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Si alguien decidiera no pagar un 50% de impuestos, pero dedicar el 50% de sus ingresos a ayudar a los demás, ¿sería un antipatriota o un libertario generoso? ¿Tiene el estado el derecho a quitarte el 100% de lo que ganas? ¿A partir de qué nivel uno tiene derecho a buscar un estado alternativo aunque siga siendo un patriota?

Finalmente, si en vez de pagarle a Ione Belarra un sueldo de 80.000 euros tuviéramos que pagarle con nuestros impuestos uno de 160.000, ¿seríamos el doble de patriotas? ¿O sólo seríamos el doble de gilipollas?

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Un comentario

  1. “El estado es el monstruo frío más frio de todos los monstruos fríos” Friedrich Nietzsche (fin de la cita)

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