Se ha publicado el “Deustobarómetro” (así llamado por elaborarlo la Universidad de Deusto) sobre la situación política y social del País Vasco con algunos resultados llamativos, aunque acaso el que más el que señala que entre un 20% y un 30% de los vascos no ve del todo mal utilizar la violencia para conseguir objetivos políticos.
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El cuadro resulta inquietante en términos generales, ante el elevado porcentaje de vascos escasamente dispuestos a renunciar a la violencia política, pero más aún cuando se observa que cuanto más jóvenes son los encuestados más partidarios son del uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos. Si entre los mayores el 80% rechaza esta actitud, entre los más jóvenes sólo el 70% suscita rechazo.
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Algo que no especifica la encuesta es cuál es la ideología de toda esa juventud partidaria de la violencia política. De todas formas no resulta demasiado aventurado pensar que se trata de la juventud que apoya a la izquierda abertzale. La presencia de la “extrema derecha”, como presumen los partidos vascos, en la CAV es testimonial, cosa que por otro lado también refleja el Deustobarómetro. Por contra, el apoyo a la ETA o los ongi etorris a los asesinos no dejan de ser la materialización de esta forma de pensar de una gran parte de la sociedad vasca. La izquierda abertzale no necesita condenar a ETA primero porque no se lo exige ninguno de sus socios, que gobierna de su mano o se apoya en ellos (empezando por el PSOE) sin ponerles siquiera esa mínima condición exigible. A fin de cuentas es la izquierda abertzale quien condiciona al resto y no viceversa. En realidad, cuando alguien pacta con Bildu lo que hace es blanquear a Bildu para minimizar su desgaste, cosa a la que asistimos ahora de manera constante. De puertas para adentro, la izquierda abertzale tampoco necesita autocrítica alguna cuando sus simpatizantes no rechazan la violencia política.
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Hoy es el Día Nacional de las Víctimas del Terrorismo.
Desde la Fundación Villacisneros, nuestro más sentido recuerdo es para todos los que no nos pueden acompañar por culpa de la barbarie terrorista.
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— Fundación Villacisneros (@FVillacisneros) June 27, 2021
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Algo más que una asignatura pendiente en la CAV
La cuestión de fondo es que en la sociedad vasca al menos una cada 5 personas no rechazan de pleno la violencia política. Con semejante caldo de cultivo es complicado erradicar por completo la violencia política y se explican los años pasados de persistencia de la violencia política. Peor aún, como se reseñaba al principio cuanto más jóvenes los encuestados más partidarios de la violencia política. Es decir, no es algo en lo que se está avanzando sino en lo que se está retrocediendo. Echábamos de menos una profundización en el estudio para saber cuál es la ideología o cuáles son los partidos a los que votan los jóvenes que no rechazan la violencia política, tampoco estaría mal saber en qué tipo de centros o bajo qué modelos estudian. Eso si se quiere encontrar y resolver el problema, que a lo mejor no se quiere. Sólo recoger las nueces es una forma insuficiente de oponerse a la violencia política, quizá por eso el rechazo a la violencia no evoluciona, si se rechaza el hecho pero no las consecuencias del hecho. Sería bonito ver la misma intensidad contra la violencia política que contra otras violencias, cuando además la encuesta demuestra que el apoyo social a este tipo de violencia sí es preocupante y sí es un problema.
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