Resulta mucho más fácil llevar a cabo proyectos y obras de solidaridad cívica e, incluso, de caridad –regalar- con los dineros ajenos, que con los propios.
Pues el dinero ajeno –sobre todo, si procede del erario- viene con asidua facilidad, y, además, viene inusitadamente limpio: sin cargas emotivas que lo procliven a su espartana y prolongada conservación.
Llega, este dinero, a los distintos departamentos del ministerio público, alegre y mundano como “la vida en rosa”. Estos dineros ajenos -para administrar- son solo números; cifras sin alma y sin otro significado que su propia suma. Suma esta, por otra parte, que no da, generalmente, para mucho….; Pues es una fría suma de cifras que es, en si, casi “resta”. Como decían los antiguos, ¡pesa menos que lo que vale! El problema, muchas de las veces, que genera en los responsables últimos de estos departamentos oficiales, suele ser la urgencia en gastarlo absolutamente todo; raudo y en un tiempo finito –generalmente en menos de un ejercicio- y en los conceptos en los que se basó el presupuesto. Es cuestión de hacer un duro, trabajoso y rápido encaje, especializado, en el que no sobre nunca nada -jamás.
¿Y que pasa si no se gasta? …Pues si no se gasta este dinero, que se prepuesto para un departamento, significa que sobra. Y es este verbo -el verbo sobrar-, el que en la administración pública no tiene cabida, de ninguna manera. En todo caso se conjuga el verbo faltar, nunca el sobrar. ¿Cómo iban a justificar sus sueldos el personal de los distintos departamentos, si no gastan el presupuesto? Además, podría darse el caso de que alguien superior les retirara parte, para el próximo año, en vista de que no hace falta; y eso seria, igualmente, una catástrofe; pues destruiría la esencia misma del departamento y, lo más grave, la esencia del político que parió el presupuesto.
¿Será por esta razón que nuestros responsables públicos son unos auténticos gastadores y por lo tanto unos abstemios de la finanza productiva? Que se han ganado esta fama, a lo largo de los años en los que no han tenido la minina visión comercial y de futuro, es cosa reconocida. Y encima cuando, por fin, acaban con su ruinosa gestión; angustiados por las criticas y desbordados por las ruina provocada; siempre les preparan un empleo. En muchas ocasiones por aquellos que dicen ser sus propios enemigos políticos -muestra de su acérrimo corporativismo- en la presidencia de alguna compañía, con participación publica, donde seguirán cobrando de esos dineros sin alma -dineros públicos –, ahora por no hacer nada ¡Gracias a Dios! Pues, los hay –en amplia mayoría- que resultan mucho mas barato pagarles para que estén en su casa viendo la TV –por no hacer nada- que llevando a cavo –con nuestro dinero- sus chapuzas y quimeras.
Una vez dicho esto argumentare que, por el contrario, el dinero propio es viejo conocido y apreciado por todos nosotros; pues es el resultado de incontables sacrificios y renuncias. Es el dinero que se estira y estira mágicamente, desde el uno al treinta de cada mes. Es el dinero más familiarmente reconocible, por su usufructuario, porque tiene caras. Si, si, aunque parezca increíble, tiene una sintonía de variadas y dinámicas caras. Las caras más tristes son la de “Recibo de la luz”; de “Hipoteca del Piso”. Y las mas alegres de “Cogote en la Cena del Viernes” –ahora, con la crisis; “Pescadilla. Incluso, puede tener cara, de “Vacaciones En La Playa”. También están, las caras más dramáticas: “Fianza En Un Juzgado”; “Multa”, o “Embargo Del Ayuntamiento”. Y, por ultimo, las caras más banales: de simple “Cafecito En El Bar”, o la de “Barra De Pan”. Es, pues, este dinero, tan estirado, el más amado y reservado. Tanto, que siempre da para más… y es que, para nosotros, siempre vale mucho más de lo que pesa.
Decían los antiguos guerreros que con pólvora de Rey se avasallaba más fácil; pues se hacían estruendos mucho más poderosos que cuando la pólvora era financiada por los propios generales y las mismas huestes que la disparaban.
En este sentido, deberíamos de compulsar mejor lo socialmente reconocido como “Gasto público” y que se imparte sin cargas emotivas –asépticamente- y sin descanso; por nuestros responsables políticos y por nuestros gestores públicos. Ejerciendo así su lapidaria misión y rentabilizando, de esta manera, su propia labor con este dinamismo inusitado –en el gastar- que da esencia y fundamento a su propio ser y a su, mismísima, existencia profesional.
“A mas gasto, mas votos”. Esta viene siendo la formula matemática mas rentable electoralmente para estos nuevos –y muy rentables- negocios hispanos, llamados Partidos Políticos. Todo porque tras los votos subyace, latente, el espirito impoluto e ilusionado del poder manipular un muy laminero y atractivo dinero publico, con el que acometer una vorágine imparable de gasto: …Mas piscinas; mas centros cívicos; mas bibliotecas, con horarios restringidos; mas salas multiusos –sin uso-; mas centros de salud vacíos –sin médicos; mas aeropuertos -sin aviones, y mas estaciones, para ir rumbo a “ninguna parte”. Todo ello con el fin de conseguir, a su vez, más votos con los que perpetuar a estos gastadores profesionales. Pues “A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro”.
¿Se pueden imaginar un político sin dinero que gastar? ¿Qué podría hacer? …Nada de nada. Por que lo de generar riqueza es cosa de otras tribus muy diferentes a esta de los Srs Políticos. Porque estos señores lo que si han sabido siempre es administrar –las más veces malgastar- el dinero ajeno y elaborar proyectos apropiados a su mundo “Del Bienestar”. Un mundo novelesco, etéreo y cuasi poético: mundos, que en muchas ocasiones, rayan lo absurdo; lo paranormal y, hasta, lo quimérico –castillos en el aire, ¿…Aeropuerto de Noain?.
Hay que tener en cuenta que muchos de estos tecnócratas el mayor acercamiento que han tenido al mundo de los negocios ha sido un domingo viendo la película “El Padrino”, con bolsa de palomitas o alguna cena pagada por algún brillantinas y empresario de turno – ¡Imagínense! Eso si, están acostumbrados a vivir en la opulencia y el lujo; no conciben para ellos otra forma de vida. Ni siquiera se atreven a castigar y ha anular la labor del “Gigante Ladrón Financiero Internacional” porque tienen miedo de morder la mano que les da de comer y les mantiene en su status. Y piensan que el fin, de ponerlo ante los tribunales; no justifica, suficientemente, al medio -lo que se pierden. Piensan que no seria bueno el enterrar y dar muerte al sistema de financiación y de “Globalización” –tramposo, imperialista y usurero- que genera sus mayores recursos y que les mantiene en un status que al final -según ellos- es bueno para todos….
…Ahora, cuando ya todo tiene visos de hundimiento. Después, sin embargo, de alzar durante años al empresario foráneo del pelotazo, de la especulación y el del chollo. Después de encubrir y no fiscalizar al banquero estafador y aprovechado –no lo son todos. Cuando ya han acabado con la ilusión y la vida productiva de algunas de las mejores mentes productivas e hijos de esta tierra –sus paisanos. Después de traicionarles –con competencias desleales-; después de explotarles –hasta la inanición-; de vilipendiarles y de despreciarles –no tenerles en cuenta para nada. Ahora, braman desesperados en busca de emprendedores. En busca de esas personas con inquietudes y con la valía, de la que ellos adolecen, para montar proyectos viables y con futuro. Personas que se jueguen todo su patrimonio y que se endeuden trabajando, sin descanso; generando empleo y riqueza. Personas, en fin, que les faciliten el seguir exprimiéndolas y poder así financiar su gasto derrochón y su quimérica existencia. Personas que cuando, ya cansadas, después de haber cumplido con sus sacrificados objetivos, se retiran; seguirán siendo perseguidas con mas presiones e impuestos –al patrimonio y otros- sin ningún atisbo de agradecimiento a su labor.
….Pero aquellos que un día hubo, ahora ya no están aquí, ¡por desgracia! – La necesidad hace maestro. …Los nuevos –si lo hubiere- se han marchado a Alemania, o a Chile –los más pobres. Los más ricos a las Bahamas, o a Gibraltar -más vale fortuna que caballo ni mula. Son estos paraísos de piratas, con quien ningún gobierno, ni zapatero tiene coj. de meterse ¿…Por que será?.
Ahora, paciente lector, seamos consecuentes y conjuguemos los dos factores decisivos para nuestro futuro bienestar: Póngase usted, por un segundo, la mano derecha sobre el pecho –a modo del inmortal caballero retratado por el Greco, en insigne postura- y conteste a la pregunta:
¿Cree usted realmente que así, con estas gentes -srs políticos- y con estos mermados dineros -sin alma-, salimos de esta crisis…?
En mi opinión, como creyente que soy, solo queda una receta: rezar a San Pancracio, a San Judas Tadeo o, a San Carlos Borromeo.