Al PSN, por lo visto, le parece fundamental la cuestión de que sea Fernando Puras y ningún otro quien se siente en el asiento trasero del Volkswagen Phaeton de presidente. Para Nafarroa Bai, como ya manifestó Zabaleta durante la campaña, se trataría en cambio de una cuestión menor, y estaría dispuesto a ceder a Puras la presidencia. Así las cosas, la cuestión que se plantea ahora es: ¿cómo de importante es para UPN la presidencia? ¿Aceptaría UPN un gobierno de coalición con el PSN a cambio de ceder el cargo de presidente? Francamente, para un partido con valores e ideales, debería ser un chollo tener un socio político al que sólo le importaran los cargos: para ti la firma y el coche oficial, pero yo redacto los documentos. En estas condiciones, creo que UPN debería ser “generoso”, como reclama Blanco, porque la cuestión de quién ocupe el sillón es en realidad muy secundaria respecto al poder real de decisión en las auténticas políticas de fondo, y esto lo sabe bien Nafarroa Bai. Por otro lado, sin poner en cuestión la valía o los servicios prestados, UPN precisa una renovación profunda en sus filas tras más de una década en el poder: no parece que presentando a unas futuras elecciones las mismas caras pudiera mejorar sus actuales resultados hasta poder alcanzar la mayoría absoluta, ni siquiera fagocitando por completo a CDN. Esa renovación, si no en la oposición, podrá llevarla a cabo mucho más fácilmente si es Puras quien ocupa la presidencia. Por todo ello, creo que los votantes de UPN estarían encantados con que los regionalistas fueran generosos en el reparto de cargos y estrictos en extremo, en cambio, en las cuestiones programáticas. Por lo demás, desde el primer momento Puras aparecería como un “trepa” que ha faltado a su palabra de renunciar a la presidencia si su partido no alcanzaba a ser la segunda fuerza política; UPN, en cambio, haría un alarde de generosidad, idealismo y responsabilidad política, al preferir las ideas y la defensa de Navarra a los cargos. Tampoco sería una renuncia muy terrible, puesto que de no aceptar la oferta también se quedaría sin cargos y además en la oposición, dejando el poder real en manos de Zabaleta. No sólo eso, tan buena como sería la imagen de un gesto generoso, mala sería la imagen de un apego cicatero al asiento. Falta por saber, naturalmente, si realmente UPN tiene o va tener una oferta del PSN sobre la mesa.