En Navarra creo que debemos agradecer a Zapatero la decisión de liberalizar la dispensación farmacéutica de la píldora llamada “del día después” de las relaciones sexuales, para evitar un embarazo no deseado. Como ocurre tantas veces, la nueva medida anunciada por el sr. Zapatero para efecto político, resulta que ya se venia facilitando, sin control médico ni farmacéutico en Navarra, por lo menos desde el año 2000 con autorización expresa del Departamento de Sanidad del Gobierno de Navarra. Y debemos agradecerlo porque es mejor la anunciada dispensación libre sin receta en las farmacias, que es su sitio, que no como se viene haciendo en centros asistenciales y en los centros de urgencias que no son lugares adecuados ni legales de dispensación de medicamentos, y en done el personal sanitario y auxiliar se ve comprometido con una medida inadecuada a sus funciones.
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La medida tiene otro efecto. Hasta ahora, de forma graciable, se está dando a las adolescentes, a las jóvenes y a las mujeres que la piden, con la simple excusa de que “ayer se nos rompió el preservativo”; y en urgencias, sin prescripción medica por supuesto, se facilita la píldora junto a un vaso de agua para que se la tome en presencia de su suministrador; no vaya ser que no la tome o se la de a otra persona o la venda a terceras. Porque eso sí, viene funcionando “el gratis total”, a costa del contribuyente.
La medida tiene otro efecto. Hasta ahora, de forma graciable, se está dando a las adolescentes, a las jóvenes y a las mujeres que la piden, con la simple excusa de que “ayer se nos rompió el preservativo”; y en urgencias, sin prescripción medica por supuesto, se facilita la píldora junto a un vaso de agua para que se la tome en presencia de su suministrador; no vaya ser que no la tome o se la de a otra persona o la venda a terceras. Porque eso sí, viene funcionando “el gratis total”, a costa del contribuyente.
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En esta situación, que va para 10 años, a mi entender sanitariamente incorrecta, no entra, a mi juicio, la ética. No hay feto de por medio, y no hay intención ni decisión abortiva, ni en el personal que da la píldora, ni en quien la solicita y la traga.
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El debate de si la píldora es preservativa, anticonceptiva o abortiva queda para otras instancias distintas a las sanitarias. En el ámbito político UPN que proclama la prevención de los embarazos no deseados y es radical contra las prácticas abortivas entiende desde su inicio que es un recurso muy malo desde un punto de vista de la sexualidad responsable y de la prevención d eenfermedades, pero resuelve una realidad social.
Pero sobre todo la nueva medida, descarga a los centros sanitarios de una práctica anormal e inadecuada de su función y librará al contribuyente de un carga que no debe asumir por tratarse de riesgos de responsabilidad individual y no social.
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José Javier Viñes