Si yo fuera nacionalista-separatista no estaría muy seguro de contar para siempre con el respaldo de la inquisición progre. El retroceso del nacionalismo en las últimas elecciones de Vascongadas y Galicia podría ser un signo de que algo está cambiando en la agenda que marca la definición de "lo progre", contenido tan voluble en sus aspectos accesorios como firme en su rebeldía al triple dogma realista: bien-verdad-belleza.
Para las "fuerzas de progreso" que en mundo y la historia han sido es totalmente accesorio, por ejemplo, ser militarista o no serlo. Es accesorio también acudir a la violencia o repudiarla. Es totalmente accesorio discriminar a la mujer o ensalzar lo uni-sex. En el momento actual coincide, da la casualidad, que "lo progre" se presenta como antimilitarista, pacifista, feminista y nacionalista… pero ojo, recuerden bien lo que nos enseña la historia: que la CCCP era super-militarista; que el Ché fue de todo menos pacifista; que masón y machista significaron durante mucho tiempo casi lo mismo; y que los jacobinos fueron poco menos que los inventores del centralismo.
El progresismo y todo el conjunto de ideologías que se autoetiquetan de esa forma podrían en breve dejar de apostar por las banderías de las "naciones sin estado". Quien conoce la historia sabe que hubo un tiempo en que lo moderno era uniformizarlo todo. Así que vayamos a lo importante, al fondo de las cosas. Porque por muy significativo que sea el contorno de un mapa ¿no lo será más el contenido de lo que se está sembrando dentro de esas mugas?
Jerónimo Erro