La noticia no es nueva pero sigue siendo difícil de creer para los que no vivimos con la cabeza empotrada en el BON. Que cincuenta y tantos policías forales dejen de vigilar los edificios públicos, incluso los más representativos de la foralidad, suena un poco extraño. Que el responsable político de esta policía justifique la decisión diciendo que así los agentes se podrán dedicar a tareas propiamente policiales es chocante porque a mi me parece que la vigilancia era una cosa bastante policial. Pero que el Gobierno de Navarra haya decidido contratar a empresas de seguridad privada para la vigilancia de los mismísimos cuarteles en los que se supone que trabaja la policía foral es de sainete. Eso si que es rizar el rizo porque resulta que la policía es custodiada por los seguratas mientras que, como es sabido, "inspeccionar" y "controlar" a las empresas de seguridad privada es competencia de la policía foral. Bien pensado a lo mejor eso es lo que se pretende, que se vigilen unos a otros. El problema es que todo eso cuesta dinero. Dinero que al fin y al cabo sale del bolsillo -o que ni siquiera llega a entrar en el bolsillo- del pobre navarrico de a pie.
Lo peor de todo este disparate es que el Gobierno de Navarra se cree que hace lo correcto y lo justifica plenamente convencido porque tiene varias decenas de funcionarios que han hecho cuentas (y otros tantos que las han repasado) para llegar a la conclusión de que resulta más barato contratar guardias jurados baratos que mantener el culo -con perdón- de un costoso policía foral pidiendo el DNI en la puerta.
Definitivamente, esta crisis nos puede venir bien para perder algunos michelines, lo que no se es si va a durar lo suficiente.
Jerónimo Erro