La salida (casi casi del armario) de Sergio Sayas pidiendo más progresismo para UPN con el reconocimiento de "otras formas de familia" es un órdago que solo puede tener dos consecuencias: o la dimisión de Sayas, o un nuevo pinchazo para su partido cuyo ideario estuvo un día inspirado en el "humanismo cristiano".
Antes de nada habría que recordarles a estos jóvenes políticos tan originales que el único modelo verdadero de familia que existe -descartando la poligamia y algunas otras curiosidades primitivas- es el de Atapuerca: un papá, una mamá y los hijos que Dios quiera. Y ese es el modelo que hay que promocionar. Para que así, incluso quienes por lo que sea andan alejados del ideal, no pierdan la esperanza.
La idea de que hay que ser especialmente atentos con las viudas y con los huérfanos es tan vieja como la caballería medieval. Así que bienvenidas sean todas las ayudas al necesitado. Pero que no nos digan que da igual una familia rota que una entera. ¿A quién pretenden engañar diciendo que la cojera es "otra forma" de locomoción? La familia es lo que es. Y todo lo demás no son "modelos" sino "cachos" de familia. Promesas rotas. Pedazos de hogar. Restos de naufragio. Trozos de felicidad. Vidas presuntamente rehechas. Niños medio huérfanos. Viudas a propósito. Soledades acompañadas.
O tal vez -pero eso ya no quiero ni pensarlo- gente extravagante que confunde con el digestivo el aparato reproductor.
Jerónimo Erro