Montar una cosa que se llame unión del pueblo navarro suena bastante pretencioso. A no ser que la intención sea, efectivamente, tratar de dar voz a un pueblo navarro ya preexistente. No me parece legítimo hablar de pueblo si no es para defender unos principios, unos ideales, que permanezcan por encima de los cálculos electorales y de los trapicheos políticos. ¿Fue esa la intención de los fundadores de UPN? Sí, claramente. Al menos de una parte de sus fundadores. Para ellos Navarra era indiscutiblemente "un pueblo". Algo más que una mera adición de contribuyentes. Algo más que una red de carreteras, de cables y de funcionarios.
Sanz y compañía deberían explicarnos mejor por qué han cambiado esa idea de "unión". Todo parece indicar que, obsesionados por reunir una masa que les garantice votos para seguir en el poder, están apostando por la unión con otro pueblo, el de la "casa del pueblo". Un pueblo bastante más borreguil y sumiso que el propiamente navarro. Un pueblo capaz de tragarse cualquier aberración que quiera ser impuesta en nombre del progreso: la cultura de la muerte; el adoctrinamiento desde el poder; el engorde desmesurado de la administración, la inspección y el control; la anulación de los cuerpos intermedios; el asesinato de la familia; el repudio de la tradición; etc.
¿Qué clase de monstruo pueblerino creen que saldrá de esta unión de UPN con PSN? Si llega a nacer algo será un pueblo con sangre de horchata. Un pueblo sin raíces, sin pulso, sin ilusión. Conviene pensar y repensar las cosas antes no vayamos a conseguir algo más aparente, pero menos consistente.
Jerónimo Erro