Por ejemplo podríamos recortar el gasto en todas esas cosas que ampulosamente llaman los políticos "cultura" cuando en realidad están hablando de "circenses", es decir, de un alimento psiquico que procura mentes agradecidas y votos favorables. ¿Qué pasaría si desaparecieran el ministerio y las consejerías de cultura? ¿De verdad se creen que somos un pueblo culto gracias a su presupuesto y sus magnánimas subvenciones? Si desapareciera esa cultura que coloca con nuestros impuestos unos hierros retorcidos sobre pedestales no sería el fin del mundo. Tras un tiempo de adaptación los navarros acabaríamos por instalar alegremente en el centro de las glorietas algún otro objeto cultural igualmente digno y sensiblemente más económico. Tal vez un dolmen funerario, o un crucero, o un montón de leña, o un kiosko de chucherías. El vacío cultural no existe. Y además, ¿no son precisamente esos gurús de la cultura oficial los que dicen que no existen culturas superiores o inferiores?
Jerónimo Erro