Un pacto es una cosa seria. Lo discutible es si se debe o no firmar. O incluso cuándo y cómo puede ser cambiado, modificado o anulado. Lo que resulta poco educado es romperlo por las buenas. Eso, diga lo que diga Sanz, dice muy poco sobre el famoso espíritu navarro pactista del que presume. Y nos deja a todos los navarros en tan mal lugar que hasta el mismísimo Pachi Zabaleta se ha lamentado por la mala imagen que los navarros podemos estar dando en el resto de España.
El pacto UPN-PP fue un invento que ha llevado a Madrid a unos diputados y senadores bajo una etiqueta bipartita así que o bien se divide interiormente cada procurador de forma esquizofrénica -que es la opción que está haciendo sufrir tanto al médico Cervera- o bien se llega a un apaño repartiendo los votos en plan "uno pa’ tí y otro pa’ mí". Como dicen los que hablan la lengua "progresí" todavía no se ha "materializado" la ruptura así que aún les queda una posibilidad de salvar esa preciosa alocución latina.
Jerónimo Erro