¿Por qué toda negociación política tiene que suponer necesariamente un incremento en los presupuestos públicos? ¿Será porque todos los partidos negociadores tienen la mentalidad de que el dinero público no es de nadie?. Tal vez. Pero hasta yo, que no entiendo mucho de dineros, sé que un presupuesto no puede seguir creciendo, y creciendo, ilimitadamente. Al menos no puede hacerlo sin que alguien, en algún lugar, pague las consecuencias.
Echo en falta que alguno de los contendientes en esos tiras y aflojas… afloje. Que negocie también regateando, rebajando espectativas, pidiendo un adelgazamiento de la maquinaria pública en todo lo que sea prescindible. Ha llegado la hora de cambiar la tendencia. Hay que decrecer. Qué bueno sería que al menos esta recesión trajera consigo una vida más tranquila. A lo mejor, puestos a mirar siempre lo positivo, nos conviene una recesión para tomar aire, para disfrutar del paisaje, para gastar menos, para vivir con otro espíritu, con menos estrés. A otro ritmo.
Jerónimo Erro