En una entrevista concedida a ABC el domingo 6 de noviembre, Maragall decía lo siguiente: [i]»En el sistema español hay dos autonomías que son más ricas que otras y no contribuyen al colectivo. No quiero entrar en eso, pero la idea de que es incompatible con la equidad el que se pague por renta y se reciba por población es una idea falsa. La gente tiene que saber lo que pagan como ciudadanos y lo que pagan como comunidad. Y que se sepa que unos están pagando más para que otros reciban. Como individuos pero también como territorios». [/i] Esta oscura referencia a Navarra es una de las pocas que hemos podido encontrar en las últimas semanas entre todo lo que se ha dicho y escrito sobre el proyecto de Estatut de Cataluña. ¿Por qué nadie habla de Navarra y de su régimen foral? ¿Por qué nadie explica en qué consiste realmente y cómo funciona el pacto foral? ¿Por qué nadie propone la solución navarra, solución netamente política, ante el embrollo en el que nos están metiendo los nacionalistas del sentimiento herido y los socialistas del estatismo? Los diputados de UPN brillan por su ausencia en este debate. Han delegado su voz en Mariano Rajoy, que no solo se ha olvidado del régimen foral sino que para reafirmar su oposición al nacional-socialismo catalán no se le ha ocurrido nada mejor que refugiarse en el nacionalismo liberal español más rancio. El líder del PP ha dicho claramente que no existe nada anterior a la Constitución salvo la soberanía del pueblo español. No existe nada previo a la soberanía nacional. ¿Cómo es posible que UPN siga manteniendo su pacto con un partido que niega la preconstitucionalidad del derecho navarro? ¿Si no han nada anterior a la Constitución qué es entonces el fuero? ¿Es un mero estatuto? ¿Una delegación? ¿Una concesión? Es penoso que ni siquiera mentes bien amuebladas como las de Manuel Pulido, asesor jurídico del Presidente de Navarra, o el mismísimo «Ollarra» hayan aprovechado la ocasión para dar el punto de vista navarro de la cuestión. En sendos artículos publicados el mismo 6 de noviembre en Diario de Navarra tanto Pulido como Ollarra, cegados por la oposición a Zapatero, cierran filas en torno a la argumentación antiforal y puramente conservadora de Rajoy. Navarra sólo es una pequeña parte de España. El último territorio de la España actual en sumarse a la Monarquía Católica. El último en llegar, pero uno de los primeros en participar. Nadie duda, salvo los enfermos de nacionalismo, de la españolidad de Navarra. Todo el mundo conoce y reconoce que además de funcionar por sí misma, Navarra aporta al común español por encima de la media. ¿Cómo es posible entonces que un modelo como el navarro, funcional y solidario, sea ignorado en estos momentos del debate estatutario? [i]Jerónimo Erro[/i]