Las tres religiones mayoritarias en Navarra son, por este orden, la cristiana, la materialista, y la nacionalista. La cristiana es la de siempre, con sus ritos milenarios, con sus venerables tradiciones, y también con el vigor y la coherencia que le proporcionan unos dogmas definidos y una estructura eclesial sólida. Pero esta religión cristiana, en su versión católica, que hasta no hace mucho informaba -como el alma en el cuerpo- toda la vida individual, familiar, social y política de Navarra comparte actualmente su protagonismo con otras dos nuevas religiones que no por faltas de una jerarquía visible dejan de tener sus ritos, sus fiestas, su espíritu y hasta su propia “teología”. El tiempo de Navidad es uno de esos momentos en los que se observa que hay una verdadera “guerra religiosa” larvada en el seno de nuestra sociedad. Los centros comerciales son los nuevos templos para la religión consumista. Sus sacerdotes son los políticos y los economistas. Sus santos los best-sellers. Y estar en gracia es lo mismo que tener dinero en la tarjeta. Por su parte, la religión vasquista es un neopaganismo que subordina al individuo divinizando el espíritu colectivo del pueblo. Su templo es la misma naturaleza. Su iconografía una serie de diseños contemporáneos inspirados en algunos aspectos parciales de la tradición popular. Sus misioneros son quienes entregan su vida a la propagación del vascuence batua. Y su forma de comunicarse con el mundo espiritual consiste en hablar ese idioma. Los Reyes Magos, Papa Noel y Olentzero luchan sordamente por el alma, el bolsillo y los sentimientos de los niños navarros. Es normal que ahora muchos navarros anden confusos y con el corazón partido. Pero todos en el fondo saben que no se puede servir a dos señores. Y menos a tres. Habrá que definirse.
Jerónimo Erro