Un ejemplo para que reflexionemos sobre cómo andamos en cuestión de identidades. Resulta que la expresión artístico-cultural más impactante, la que nos lleva más tiempo, la que más nos influye, la que más nos alimenta el corazón estético y hasta ético… el cine, es una elaboración, al 99%, foránea. Ni mejor ni peor en sí misma. Pero foránea. Y esto no es ninguna novedad, claro, pero año tras año, la gota acabará horadando cualquier roca que se le ponga por delante. Las películas de hoy son como los gaiteros de la edad media, el teatro de la moderna y la novela de la contemporánea. Es lo que nos entretiene y lo que nos enseña y nos adoctrina proponiendo modelos, antimodelos, formulas estéticas, maneras de hablar y de pensar. Frente a esta realidad cualquier discurso identitario, y me da igual que sea el jotero navarrista que el chalapartero vasquista no es mas que una pataleta simplona mientras no profundice de verdad en la identidad de esto que llamamos Navarra, y España. Habrá que exigir algo más a nuestros "agentes culturales", porque solo disfrazando nuestro trocito de globalización lo justo para que se diferencie del trocito de al lado, lo único que conseguiremos será reforzar la "imagen de marca" que quieren los políticos locales, los nuevos caciques, reyezuelos taifas que aparentemente son muy suyos. Pero que están más vendidos que vendidos.
Jerónimo Erro