Y eso de segunda vuelta puede ser literal. Lo mismo que la de una tortilla. Porque a nada que se empeñen, y siempre con la ley en la sartén, pueden los políticos electos hacer lo que les plazca. Y poner aparentemente de acuerdo políticas que en teoría eran incompatibles. Independientemente de lo que podamos pensar los que un día no muy lejano les fuimos a votar. Ahora ellos tienen en su haber un cheque en blanco que entre todos les hemos dado. Son los políticos que sabiamente "nos hemos dado". Ellos constituyen la soberanía -o fracción correspondiente- de soberanía navarra. Ellos encarnan el espíritu del pueblo navarro.
Por eso, digo, que son capaces de hacer cualquier cosa y ni siquiera un asalto ciudadano al palacio de Diputación como si fuera la Bastilla cambiaría las cosas. Nuestros políticos mandarían a nuestra polícía foral para reprimirnos con nuestras porras, y nuestras pelotas. Y nos tendríamos que volver a nuestras casas reconociendo que no tiene sentido rebelarse contra lo que nosotros mismos hemos querido. Porque ellos son los políticos que queremos. Y si no, es que el sistema está mal montado.
Por eso, digo, que son capaces de hacer cualquier cosa y ni siquiera un asalto ciudadano al palacio de Diputación como si fuera la Bastilla cambiaría las cosas. Nuestros políticos mandarían a nuestra polícía foral para reprimirnos con nuestras porras, y nuestras pelotas. Y nos tendríamos que volver a nuestras casas reconociendo que no tiene sentido rebelarse contra lo que nosotros mismos hemos querido. Porque ellos son los políticos que queremos. Y si no, es que el sistema está mal montado.