El principal error de Sanz es esa confianza ciega que tiene en el socialismo como fuerza vital cósmica e indestructible. El y su equipo ven a los socialistas cada vez con mayor simpatía porque están cada vez más contaminados de estatalismo, de racionalismo y de progresismo. Pero además se mueven acomplejados políticamente como si el PSOE fuera una raza superior de semi-dioses de los que fuera imposible prescindir. Claro que también mira al nacionalismo desde un punto de vista similar.
Para Sanz el campo político no es el ámbito del discurso, el convencimiento, o la ilusión. Jamás se expresa en términos de avance, de conquista, de ampliación de sus bases. No cree en la política como siembra de ideales, de convencimientos, de creencias sino que demuestra creer tan solo en una política recolectora. Si todavía hay gente que vota a UPN es porque anteriormente, antiguamente, hubo sembradores que predicaron el amor a Navarra, a nuestra historia, a los fueros, a nuestras raíces cristianas, a España, a la familia, a la tradición. Y hubo quien les dijo que UPN era lo menos malo según esos parámetros. ¿De dónde se cree si no que han salido los votantes de UPN? ¿No se da cuenta de que muchos votan por eliminación? Los votantes de Sanz son los supervivientes y los hijos y nietos de los supervivientes de la Navarra de siempre. Y la mayoría votan con las narices tapadas. No es que Sanz haya hecho mal en romper con el PP. Lo pésimo es que ha roto por lo único que no tenía que haber roto.
Jerónimo Erro