LA BATALLA DEL LENGUAJE: EL REYNO “Osasuna se atranca en el Reyno”, “La maldición del Reyno” y “El Reyno, una ruina”. Estos tres titulares publicados por Diario de Navarra ayer lunes 27 de febrero son, con diferencia, los de mayor tamaño de todo el periódico. Varios artículistas del Diario inciden en que el cambio de denominación del campo de fútbol del Club Osasuna pudiera ser la causa de una mala racha que impide al equipo balompédico navarro ganar en casa. Si quieren hablar de suerte, milagros y gafes podrían recordar que el 26 de diciembre, recién estrenado el nombre de “Reyno de Navarra”, un equipo reclutado de entre unas pocas decenas de miles de navarros venció -¿milagrosamente?- a unos futbolistas seleccionados de entre muchos cientos de millones de chinos. Pero no. En vez de acordarse de eso insisten de manera sospechosa en los aspectos más negativos del cambio de nombre. Este asunto del uso del término “Reyno” tiene más miga de la que parece. Ya sabemos que no ha gustado nada en los ambientes nacionalistas. Porque hablar de “Reino de Navarra” enfoca perfectamente unas raíces de Navarra que para los panvasquistas son una amalgama de mitologías nebulosas. Sin embargo no pueden decir nada. Tienen esta batalla perdida porque todo el mundo sabe que ese Reino de Pamplona-Navarra existió durante más de mil años y tuvo instituciones propias hasta 1840. Y todo el mundo sabe que, aunque fuese “Reyno”, era uno de los reinos cristianos de “Las Españas”. La mayor parte de los navarros ve como un gran acierto la actual promoción turística de “Reyno de Navarra” y prueba de ello es cómo se multiplican las instituciones y empresas que, especialmente en el campo del ocio y gastronómico, hacen referencia en su marca al glorioso pasado real de Navarra: Reino de Navarra, La Edad de un Reyno, Nobles del Reyno, Blanca de Navarra, Carlos III, Príncipe de Viana, Sancho el Fuerte… Por eso vemos que no encajan en este panorama esos titulares tan negativos y supersticiosos que ha publicado Diario de Navarra. Es raro. Es extraño. No encajan. Jerónimo Erro