Poner bombas sin que aparezca la noticia en el telediario sería una forma de terrorismo místico que no cuadra con los esquemas materialistas de los maquiavelos del terror. Ahora que por la razón que sea se les termina el negocio siniestro del asesinato los etarras no van a renunciar tan fácilmente a su pequeño espacio narcisista. Así que prepárense para el espectáculo. Y sigan dejando en el presupuesto, igual que hasta ahora, la misma guardia mora de guardaespaldas para los políticos, que harán falta. De acuerdo en que arrojar una tarta tiene un punto humano, circense, infantil y simpático. Pero sigue siendo una agresión. El hecho de que Eusko Alkartasuna no se digne a condenarla es significativo porque indica hasta qué punto han sido abducidos los restos del partido de Garaikoetxea.