Querido Jerónimo,
No te conozco personalmente pero has de saber que siempre que puedo sigo tus aportaciones en este medio de comunicación.
A través de estas líneas y por alusiones, me gustaría explicar un poco lo que apunta tu artículo referente al Tratado de Lisboa.
Bien es verdad que el Tratado es un texto complejo que responde a la diversidad cultural, política e incluso religiosa de los países que componemos la Unión Europea. Pero esta complejidad es precisamente fruto de la ambición de los estados miembros en seguir avanzando en la integración europea. Debemos mirar atrás, recordar la CECA, Comunidad Europea del Carbón y el Acero, el Tratado de Roma, y nos daremos cuenta los avances conseguidos hasta ahora.
Permíteme, no obstante, analizar algunos aspectos del Tratado de Lisboa. Este Tratado tiene por objetivo fundamental mejorar la eficacia y la transparencia en el funcionamiento de la Unión Europea. Con la ampliación de la UE a 27 estados miembros, muchos de los mecanismos de los anteriores tratados debían ser reformados.
Uno de los principales objetivos del Tratado de Lisboa consiste en lograr que la voluntad de los ciudadanos tenga una mayor influencia en las políticas de la Unión Europea, para lo que se han introducido diversas reformas. En primer lugar, el Parlamento Europeo aumentará su capacidad de legislar en muchas áreas a través del procedimiento de "codecisión". Mediante este procedimiento el Parlamento estará en pie de igualdad con el Consejo en la labor legislativa. Además, el Tratado incorporará una nueva regulación de la iniciativa ciudadana que permitirá que a petición de un millón de personas de un conjunto de Estados miembros puedan solicitarse nuevas propuestas legislativas.
Otra de las reformas que tiene por objetivo agilizar la toma de decisiones en la UE, es la introducción de la votación por mayoría cualificada en el Consejo. El Tratado de Lisboa permitirá que en muchas áreas no sea necesaria la unanimidad de los Estados miembros. Las decisiones podrán salir adelante con el apoyo del 55% de los Estados miembros, que representen a su vez al 65% de la población europea, como mínimo. Ahora bien, la soberanía de los Estados no se verá reducida en áreas de especial interés nacional, como en materia de política exterior, fiscalidad y defensa, aspectos en los que la unanimidad seguirá siendo un requisito.
Creo que este Tratado, en comparación con el anterior, refuerza más el papel del Parlamento Europeo, agiliza más la burocracia, y probablemente cohesione mejor la UE. Pero bueno, el tiempo nos dará o quitará la razón.
Espero que os puedan servir estas notas. Enhorabuena por vuestro medio y para lo que queráis.
Recibid un cordial saludo,