A lo largo del debate provocado por la ley del aborto se han producido diversos momentos que han demostrado el sectarismo con que han actuado desde medios oficiales, así, la salida en tromba, en diversas ocasiones, del PSOE y su coro de falsos progresistas contra la Iglesia Católica fue fiel reflejo de la mentalidad dogmática que expresa la reforma de la ley del aborto. El tono agresivo de los líderes socialistas contra los obispos incluía calificativos como “hipócritas”, “extremistas” y defensores de posiciones “rancias” ajenas al progreso social. Por contra, fue también muy significativo el silencio de Chaves, Blanco, Alonso, Soria y demás portavoces del sectarismo gubernamental ante el “manifiesto de Madrid”, firmado por mil científicos e intelectuales. Se trataba de un documento basado en sólidos argumentos que derivan de la genética, la biología molecular, la embriología, la histología y otras ramas de la ciencia que parecen ignoraban los “expertos” convocados a toda prisa por Bibiana Aído para dar cobertura a una decisión ya tomada. En su afán por abrir un debate artificial, el PSOE ni siquiera se ha preocupado por guardar las formas en materia de libertad de expresión. Tal vez lo más significativo haya sido el nulo caso a más de un millón de ciudadanos que nos manifestamos en Madrid. Sin duda se trata de una ley que no ha nacido de la necesidad, del consenso ni de la aprobación popular, sino del sectarismo pro abortista de un partido.