Sr. Director de Navarra Confidencial. Con profundo desagrado acabo de leer la tercera entrega de su parcial versión sobre qué ocurre en el Club Larraina. Una vez más, y como socio del mencionado club, me veo en la obligación de corregir la serie de falsedades que se vierten en el artículo publicado en el medio que usted dirige. 1. El Club Deportivo Larraina en realidad se llama, desde su fundación en 1933, Campo de Deportes Larraina. 2. Las cuentas del club, por lo menos hasta el año 2004, último ejercicio cuyas cuentas han sido controladas por los Señores Socios Censores de Cuentas y aprobadas en Asamblea General de Socios, no han presentado ningún déficit.3. Las únicas cuentas que pueden estar bajo sospecha son las de los años 2005 y 2006. Unas porque no se llegaron a aprobar por la dimisión de la junta anterior y otras porque carecen del preceptivo presupuesto anual. Además, los libros de contabilidad no se encuentran en el club y el actual Secretario de la Junta, Sr. Félix Etayo, se ha negado, en contra de los propios Estatutos del club, a enseñarlos a los socios que los han pedido. 4. Achacar la responsabilidad de los problemas económicos del club a la sección más emblemática del club, que ha su vez es la única que por decisión de Asamblea General, que le recuerdo es el máximo órgano de gobierno del club, es la única que tiene su presupuesto limitado es de una simpleza que hace dudar de la capacidad de gestión de quien lo plantee. 5. Que los miembros de la sección de waterpolo sean los que más se hayan movilizado contra las decisiones de la junta es algo lógico ya que prácticamente todas las actuaciones de la misma han ido dirigidas en contra de los mismos. Le recuerdo alguna de ellas: expulsar, sin posibilidad de negociación, a todos los deportistas de la sección no socios (en algún caso después de representar al club durante más de 14 años). Candar las porterías de waterpolo para impedir que varios socios jugaran un partido de waterpolo. Sancionar son 70 días de expulsión de las instalaciones, sin posibilidad de defensa, al ex-delegado del equipo por llevar a su hijo de 5 años al último día de los cursillos de natación. Retirar del club todo el material deportivo necesario para la práctica del waterpolo; porterías, balones. Prohibir entrenar, a pesar de estar la piscina vacía, con un balón de waterpolo a tres miembros del equipo veterano antes de acudir, pagándolo de su bolsillo, al Campeonato del Mundo Master. Negarse a cualquier tipo de acuerdo, a pesar de los beneficios que suponía, para mantener la sección dentro de las estructuras del club. Etc. (Tiene toda la información disponible en www.larraina.org). Las firmas que han presentado un grupo de socios, waterpolistas o no, solicitando, tal y como marcan los Estatutos, una Asamblea General Extraordinaria, doblan el mínimo exigido y obligan a la Junta a convocarla, no cuando considere necesario, sino en el plazo de 30 días. En vez de ello han publicado la relación de firmantes, hecho ilegal y sin precedentes, para seguir aumentando el enfrentamiento entre socios. Que se haya encargado una auditoria para revisar cuentas cerradas y censadas suena a revancha y seguramente como tal será tomado por las personas encargadas de la gestión en los auditados. Aparte de esto, seguro que supone un gasto elevado para el que no están las arcas de la sociedad y desde luego no es de recibo filtrar datos parciales a ningún medio, por muy “confidencial”que sea. Lo de la supuesta ayuda que van a brindar a los socios que deseen practicar el waterpolo a la vista de la actitud y de las actuaciones de la actual Junta Directiva resulta un cinismo difícil de superar. Espero que ya que en este tema su medio no mantiene la imparcialidad mínima exigible a cualquier noticia, se abstenga de seguir representando a “la voz de su amo” de una Junta que pasará a la historia del Campo de Deportes Larraina como la peor de sus 73 años de historia. Atentamente, Angel Elizalde Agurruza Socio waterpolista, pelotari, musista, ajedrecista, etc. del CD Larraina.