Dicen que “una vez más, las propuestas de paz (falsa) que llegan desde la izquierda abertzale (los asesinos) son respondidas por agentes armados (los cuerpos y Fuerzas de “SEGURIDAD” del Estado), que con sus fusiles (de cara y sin disparar, no con bombas o tiros en la nuca) apuntalan los mensajes de dureza (mensajes de Justicia) de un Gobierno que no quiere resolver un conflicto sino romper al independentismo (cuestión inexistente)”. (se trata de las declaraciones de los siniestros amparando la falsedad de sus amigos asesinos, que intentan engañar pero siguen actuando) ¿Es que creen en serio, que decir tregua, supone impunidad? Pues no, eso es lo que hacen las diferentes policías, “seguir realizando su trabajo, la falsa tregua, no les da vacaciones.
Por los obispos de Navarra y de las tres provincias del País Vasco han declarado “tras haber conocido la declaración efectuada por ETA, manifestamos nuestro anhelo y esperanza de paz, y reiteramos la exigencia moral de su disolución definitiva e incondicional. Pedimos al pueblo cristiano que intensifique en estos momentos su oración, invocando a Cristo como príncipe de la paz, y a María como consuelo de los afligidos y de todos cuantos sufren a causa de la violencia”. Muy buenas intenciones, que se pueden convertir en muchas oraciones. Pero los resultados, por gracia o desgracia dependen de la policía.
Y para más, los que se sienten violentados en sus derechos, las manifestaciones, las Delegaciones de Gobierno se ven en la tesitura de autorizar las “rabietas” infundadas que quieren alzar su voz, en protesta de detenciones de amigos suyos, que son potencialmente enemigos peligrosos de muchos otros ciudadanos de bien.
