Realmente es poco explicable que Zapatero haga este tipo de afirmaciones, salvo que confíe en que la opinión pública española sufre una merma grave de sus facultades intelectuales y en que va a creerse que los delegados del Gobierno se reúnen con ETA para que los etarras les comenten sus planes. Y si fuera así, Zapatero debería desconfiar de sus informadores, porque el día antes de que volara la T-4 y fueran asesinados dos ciudadanos ecuatorianos, proclamó una Navidad sin bombas y un año 2007 mejor que el anterior. Su responsabilidad de estar bien informado sobre "lo que pasa en ETA" no funcionó ese día y por eso debería medir más las palabras cuando afirma que "el Gobierno tiene información, faltaría más".
El presidente del Gobierno no puede con la realidad. Mientras reprocha al PP que no lo apoye en la lucha antiterrorista -quizá sea así porque no hay-, los proetarras campan a sus anchas. Se lamenta Zapatero del acoso al ministro de Justicia -y hace bien, porque fue un acto intolerable de coacción-, pero debería ser coherente, porque sus acosadores votan a ANV. Esto es lo que mide la política de Zapatero, la resucitación de una ETA moribunda, que ahora retomará la calle y los ayuntamientos tremendamente envalentonada.