EN RESPUESTA A PILAR AIZPÚN BOBADILLA SOBRE LA CTC

EN RESPUESTA A PILAR AIZPÚN BOBADILLA SOBRE LA CTC Soy lector de Navarra Confidencial desde hace algunos meses. De las colaboraciones y cartas de los lectores recientes me llama la atención la de Pilar Aizpún Bobadilla haciendo afirmaciones sobre la CTC arrogándose la representación de todos los ciudadanos; En primer lugar afirma que la CTC “dice muy poco a los ciudadanos”. Pues será a los que usted conozca, evidentemente, porque desde luego los que yo conozco piensan diferente que usted. Me da la impresión de que si la CTC dispusiera de un periódico con 70.000 ejemplares de tirada que se hiciese eco de su actividad diaria no haría esas afirmaciones. Luego recomienda a la CTC -basándose en su incuestionable ascendencia moral, supongo- “un examen de conciencia”, que “no le vendría mal”. ¿No le vendría mal, para qué? Que yo sepa, el examen de conciencia es para los que obran conscientemente contra la voluntad divina. Prosigue afirmando que “muchos, aunque seamos conservadores y católicos, no solemos estar de acuerdo con sus posturas rígidas y fuera de lugar”. Me llama la atención que en lugar de señalar una postura “rígida y fuera de lugar” concreta que tomar como ejemplo, utilice un slogan que podría ser equivalente a “Muchos católicos tradicionales estamos de acuerdo con las posturas sensatas y acertadas de la CTC”, o sea, que es lo mismo que no aportar nada. Lo que ya me descoloca del todo es la contundencia de las siguientes afirmaciones: “La CTC se cree en lo más elevado de la pureza moral, pero no tiene ni idea de lo que es un comportamiento moral en política, por más que vayan por ahí de impolutos. No le deseo suerte a la CTC en esta ocasión. Su rigidez les hace inoportunos, y su aislamiento del resto de la sociedad, ciegos. La irresponsabilidad de su decisión en esta hora crítica para Navarra es evidente. Son libres de hacer el mal.” Lo único que espero ante estas afirmaciones es que la señora Aizpún se extienda sobre lo que es “el comportamiento moral en política” (que debe ser diferente del comportamiento moral, a secas, por lo visto) y qué conductas concretas de la CTC suponen un mal para Navarra. A mí me parece que el único mal objetivo y cierto para Navarra es la amenaza que pende sobre ella desde la disposición transitoria 4ª de la Constitución que el Sr. Del Burgo ayudó a redactar y que ninguno de los actuales dirigentes navarros ha pedido derogar, como una conducta, no ya moral, sino únicamente lógica, exigiría. Javier López

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