El BUEN COMERCIO URBANO QUE TRIUNFARA EN NAVARRA (Decálogo) 1. Cójase una bajera comercial urbana. Píntenla de blanco. 2. Monte unas estanterías, por todo el local, de esas metálicas que cortan, que son más baratas: sin respetar pasos; sin ninguna flecha indicativa. 3. En cuanto a medidas de seguridad: las mínimas. 4. Las medidas higiénicas: Es importante que la tienda, en general, este bastante “cutre”; así, nadie preguntará por el baño y se lo puede usted ahorrar. 5. Para la licencia fiscal: póngale de nombre: “TODO DESDE X EUROS” y con esto, ya, no tiene que pagar por cada epígrafe que vende: Papelería, Textil, Muebles. 6. Los artículos para llenar las estanterías los compra usted, solo y exclusivamente, en mayoristas que comercian con el tercer mundo, donde la gran ventaja es que pagan sueldos miserables a esclavos y niños desvalidos, por trabajar día y noche. Esto es vital para que el artículo tenga un precio, final, inmejorable. 7. Es, también, importante que los diferentes artículos, que usted vaya a vender, no cumplan ninguna normativa europea de calidad, ni ningún test serio de seguridad. Ni siquiera cuando su uso sea para menores; pues esto encarecería muchísimo las cosas. ¡Total, viniendo del tercer mundo! ¿Para que vigilar la higiene y seguridad? 8. ¡Atención!, el punto mas importante: pone usted a trabajar a sus hijos y sobrinos, menores de edad; a su mujer y hasta a su cuñada. Eso si, la seguridad social la paga usted sólo de la señora. Si le preguntan que hacen allí los demás; dice usted que han ido de visita. 9. Horario: desde luego que sea un horario muy amplio. ¡Ah! Y abrir también los domingos. ¿O es que los días de fiesta no comen la señora, la cuñada y los niños? Pues si se come, se trabaja y punto. Si es Vd. -con higados- capaz de seguir estas básicas indicaciones, le auguro un éxito total con su nuevo negocio. Vd. si que se carga a la competencia. Toda esa cuadrilla de simples con sus decoraciones integrales; sus baños de porcelana; sus seguros; salarios dignos y horarios restringidos. Y encima venden artículos fabricados aquí -¡imagínese qué caros!- y todavía, por si fuera poco, cumplen todas las normativas. Incluso, los hay que se jactan de haber conseguido títulos de calidad internacional y Excelencia Europea. ¡Hay que ser gili! Y para terminar – me queda un punto para diez- , “la posventa”: nada de consejos, ni de argumentar los artículos a la gente. El personal de tienda que procuren hablar poco; y si hablan, que lo hagan en idioma desconocido para la clientela. Así tiene usted asegurada la falta de reclamaciones, cuando se rompan las “porquerías” que vende. Solo me queda dinamizarle a usted diciéndole: ¡No desconfíe! Ni piense que habrá peligro de que le cierre el negocio la Autoridad. Téngalo usted bien claro: con este tipo de comercio, aquí en Pamplona: ¡Nunca, nunca, pasa nada! Mariano Sanz de Benaul