Suelen trasladarse a Bilbao o Zaragoza, y casi siempre subvencionadas por el Departamento de “Salud” del Gobierno de Navarra. Ellas, navarricas (desde los 16 años), tras haber podido elegir, y normalmente condicionadas por problemas graves personales o sociales, se acaban destrozando la vida, pues las secuelas que deja un aborto voluntario son indecibles.
Recuerdo haber estudiado en el colegio la Constitución del 78, ésa de la que tanto presume el Estado, vamos, la que se supone sigue vigente. En ella dice que nuestro primer derecho y el más importante como ciudadanos, es el derecho a la vida.
Somos humanos y todos cometemos errores. Es por lo que la educación juega un papel muy importante en nuestras futuras elecciones. Si nuestro primer derecho es el derecho a vivir, si yo fuera gobernante y pensara en el bien común, lo que haría sería implantar una educación para la vida. Educaría lo primero en valorar a la persona que vive (a tí mismo y después a los demás), y segundo: en enseñar a vivir bien, es decir, a elegir bien. Siempre que puedas elige el bien para ti y para el resto ya que todo acto tiene una consecuencia buena o mala de la que tú eres responsable.
En materia de educación sexual sería un tesoro enseñar esto. Valorar la vida desde su concepción hasta la muerte (y no desde las 16 o 22 semanas de embarazo), conocer los métodos naturales o educar en la responsabilidad, son buenos ejemplos. Y soy ingenua, pero también consciente de lo complicada que resultaría esta buena educación que englobaría desde los 14 años hasta la ayuda a embarazadas de bebés deseados o no deseados, a las madres sin recursos o sin apoyo familiar, a familias desestructuradas… Claro que los beneficios de este trabajo no serían económicos, por lo menos no a corto plazo.
Y me preocupa la educación porque todavía tengo una hermana de 12 años. Y ¡qué demonios!, porque dentro de unos añitos seguramente seré mamá. Y porque siempre le queda a uno la duda cuando le toca de cerca, ¿si el Estado no se lo hubiera puesto tan fácil esta chiquilla hubiera abortado?
El día 24 de mayo habrán pasado tres meses desde el 24 de febrero, fecha en la que Cannaregio, S.L., empresa liderada por el Doctor José Gurrea, ginecólogo abortista de profesión, comenzó los trámites administrativos para instalar en Navarra la que sería nuestra primera Clínica de abortos. La Consejera de Salud, María Kutz, explicó claramente que su departamento tenía 3 meses para estudiar la solicitud, y que si cumplía con los requisitos, “sin nunguna duda se autorizará”. Si el procedimiento legal sigue su curso y el Gobierno Foral da su autorización, las navarras podrán abortar en Ansoáin después del verano.
Desde http://alertanavarra.wordpress.com se están recogiendo firmas para mostrarle a la Consejera el más profundo rechazo ante este proyecto. Más que nada porque está vulnerando nuestro derecho a la vida y por cierto, también el de esos embriones. Y lo que es más terrible, está fomentando el derecho a matar, el mismo derecho que los terroristas reclaman.