El PSOE rechazó en el Parlamento que en escuelas e institutos se enseñe que Stalin fue uno de los mayores genocidas del siglo XX, que llegó a asesinar para que triunfara la Revolución, fusilándolos, de hambre o en los gulags, a veinte millones de personas.
En los colegios se estudia el Holocausto de los judíos provocado por Hitler y los crímenes de Franco, definidos como derechistas, pero no hay manera de que se conozca igualmente qué hicieron los dictadores izquierdistas más sanguinarios. Tampoco se enseña qué clase de terribles regímenes policiales crearon en Asia o el Este europeo los partidos comunistas.
O Fidel Castro, lo que explica que haya españoles como el actor Willy Toledo que niegan la maldad adquirida del castrismo y que insulten llamándole delincuente común a un disidente cubano muerto en huelga de hambre.
El zapaterismo aparenta buenas intenciones, que obliga a enseñar técnicas hetero y homosexuales, etc., oculta, con la Alianza de Civilizaciones, los crímenes del fanatismo islamista, ahora dice no querer inmiscuirse en los planes educativos para rechazar el estudio de los genocidios comunistas. Se utiliza la educación para hacer demagogia y propaganda de izquierdas. No es de extrañar no se produzcan pactos si se lo que se pretende con la educación es la ideologización.