Sr.Director: Hace algún tiempo recibí -con el remite de una persona de mi familia- una carta firmada por la organización terrorista ETA en la que me pedía lo que ellos llaman «impuesto revolucionario». En vez de dar dinero a esa asociación, ante la ligera sospecha de que pudiera invertirlo en explosivos u otros medios violentos, he pensado que podría gastármelo insertando en la prensa regional algunos anuncios diciendo lo que ahora digo. De esta forma creo que todos saldríamos ganando: . Mis clientes, contrarios en su mayoría a las prácticas terroristas, podrían estar tranquilos al saber que mi empresa no aporta dinero a ETA. . Otras personas amenazadas se aliviarían al salir a la luz un problema que está preocupando a mucha gente que sufre en silencio. . Los miembros y simpatizantes de ETA encontrarían de esta forma lo que habitualmente consiguen mediante recursos inmorales: PUBLICIDAD. Así verían que no hace falta matar a nadie ni quemar nada para salir en el periódico. . También los periódicos recibirían su parte mediante la habitual tarifa publicitaria. . El Estado y todos sus políticos, que tanto han de trabajar para garantizarnos a todos un ambiente seguro y libre, tendrían una preocupación menos. . Y por último yo mismo me quedaría con la conciencia tranquila, que al fin y al cabo es lo que más cuenta en los momentos en los que un pistolero te amenaza. Creo que puede ser lo mejor para todos, pero me gustaría contrastar esta idea con la opinión de otros lectores de Navarra Confidencial. Con mis mejores deseos en estas fechas entrañables. Un empresario amenazado (y algo “acongojado”)