Publica este diario una foto de Amillia Taylor a las pocas horas de nacer. Tenía entonces las medidas de un Bic: la podían sostener los médicos en la palma de una mano. Amillia no ha dejado de ser lo que era en estos tres años que lleva de vida: era y es un ser humano, con su capacidad de sufrir, de sentir y también, ¿por qué no?, de sonreir.
Hoy, sin embargo, España abre una nueva vía “easy to kill”… con la ampliación de la Ley del Aborto, una ley injusta, indeseada, reprobable y, más cercana a la exposición de los niños en las ancestrales culturas que a un verdadero progreso. No hay mejor manera de frenar el progreso que impidiendo que vengan a la vida quienes han de ejecutarlo. Amillia es una de esas miles de pruebas, millones de pruebas de la barbarie del aborto. La niña que nació del tamaño de un boli rubrica, con la tinta de su mirada la palabra que quiere tachar esta ley: vida