Diario de Navarra se define originariamente (según su propia web) como un diario liberal-conservador, inspirado (esto lo dicen ya sus estatutos) “en los verdaderos sentimientos religiosos del país; no se convertirá, directa ni indirectamente, en órgano de ningún partido político; sabrá recoger y mantener las enseñanzas del orden social de la familia y de la propiedad, defenderá resueltamente nuestro régimen privativo”. A tal fin, además, establece un régimen de transmisión de sus acciones sumamente estricto, a fin de que el control del periódico -resumiendo- no pueda pasar fácilmente a terceros y la propiedad permanezca en manos de sus fundadores y sus descendientes. Resulta absolutamente preciso recordar estos datos en estos días, a cuenta del acuerdo -prácticamente cerrado ya- que Diario de Navarra se dispone a concretar con Localia-Canal4 (léase PRISA) para participar al 50% en las emisiones de dicho canal en Navarra. La cuestión presenta claramente dos facetas. De un lado la dudosa rentabilidad económica del proyecto, que no es lo principal, pero que para que todo el mundo lo sepa los resultados de Localia correspondientes al primer semestre del 2005 arrojan un EBIDTA (beneficios antes de intereses, amortizaciones e impuestos) negativo de 6,84 millones de euros, una cifra de pérdidas un 33% superiores a las correspondientes al mismo período del año anterior. ¿Es la televisión local-regional un negocio rentable? ¿Existe masa crítica de población en Navarra para dicho negocio? ¿Le interesa a Diario de Navarra arrojar sus jugosos beneficios en prensa al dudoso pozo de la televisión local o regional? Como decía, ya sólo esta cuestión debería inquietar a los accionistas, pero siendo tan importante no nos parece la principal. Lo realmente preocupante es la otra faceta del asunto, y es que Diario de Navarra pretende acceder al mercado de la televisión de la mano de Localia; es decir, de la mano del grupo PRISA. Es por esto por lo que iniciaba este artículo recordando no sólo los orígenes liberal-conservadores del Diario, sino el ideario actualmente contenido en sus estatutos, con mención expresa tanto a la defensa de la religión, como a la familia o el régimen privativo de Navarra. Pues bien, ¿cómo se compadece esta defensa de la religión, la familia o el régimen privativo de Navarra con la línea editorial del grupo PRISA al cual pertenece Localia? Respecto a la religión, lo propio del grupo PRISA es meter crucifijos en un horno durante tres días para que salgan bien doraditos (parodiando la muerte y resurrección de Jesucristo), como pudo verse recientemente en el programa “lo más plus”. Respecto a la familia, me gustaría que todo aquel accionista que leyera este artículo reflexionara acerca de qué posición ideológica se desprende de las emisiones y publicaciones del grupo PRISA respecto al aborto, el matrimonio homosexual, las madres solteras, la fecundación in vitro, la eutanasia… Y respecto al régimen privativo de Navarra, es un hecho que el grupo PRISA -especialmente a través del diario El País– presta un apoyo explícito al socialista Patxi López, es decir al «Plan Guevara», el cual define a Euskadi como una “comunidad nacional” cuyos límites exceden los de la autonomía vasca e incluyen territorios de otras comunidades autónomas (léase -blanco y en botella- Navarra). Así pues, ¿no es una auténtica traición a los principios fundacionales y al ideario recogido en sus estatutos esta alianza antinatura entre Diario de Navarra y el grupo PRISA? Parece ser que el consejo de administración del Diario, con cierta ingenuidad, cree que salvaguarda la defensa de sus ideales a través de dos medidas: el control de los informativos locales y el compromiso de Localia de que no ofenderá el ideario de Diario de Navarra. Respecto a lo segundo, es improbable que Localia ponga más celo en defender el ideario de Diario de Navarra del que está poniendo su propio consejo de administración, ¿habrán oído alguna vez los consejeros del Diario el famoso cuento de la ranita y el escorpión? Respecto a lo primero, es de una candidez pavorosa pensar que la ideología se vende en los telediarios y no en los programas de entretenimiento, en los documentales, en las series, las películas o las entrevistas. Es más, a través de todas esas vías se vende ideología mucho más eficazmente que a través de los telediarios. ¿Qué pensarían los padres y abuelos de los actuales accionistas del Diario si se levantaran insomnes de madrugada, encendieran la tele y se encontraran con una película porno emitida en abierto por el canal en que participa Diario de Navarra al cincuenta por ciento? Yo creo que se revolverían en la tumba, y que el actual consejo de administración del Diario y sus accionistas tienen mucho que reflexionar.