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Interesante noticia que encontramos en Aciprensa, relatando las circunstancias que rodearon la muerte de la actriz Charlotte Dawson. Una historia que pone de manifiesto la importancia del síndrome post-aborto, sistemáticamente silenciado. En su libro autobiográfico “Air Kiss & Tell”, publicado en 2012, Charlotte relató las circunstancias que la llevaron al aborto, su sensación de abandono por parte de su entonces esposo, el nadador olímpico Scott Miller, y la profunda depresión a la que se vio arrastrada.
En su libro, la actriz recordó que ella “sabía que estaba embarazada; no necesité hacerme la prueba, yo podía sentirlo”.
“Era la más brillante pero terrible sensación y la prueba, como esperaba, lo confirmó”, dijo.
“Íbamos a tener un bebé. Yo iba a ser realmente una madre. Si hubo espacio para tener mariposas en mi estómago, me imagino que podía habérmelas arreglado para eso también”.
Sin embargo, recordó Charlotte, “sentí algo de duda en Scott. Mi fecha de parto chocaría con los Juegos Olímpicos de 2000m y esto era muy preocupante. Todo lo que Scott había hecho llevaba a este momento, y nada podía oponerse en su camino, así que decidimos que abortaríamos al niño y trataríamos de nuevo luego”.
Como un lamento, Charlotte escribió que “¿quién necesita un feto desarrollándose cuando se ofrecía una medalla de oro, eh?”.
“Por dentro yo estaba en un caos total. Quería el bebé. ¿Cuánto tendríamos que esperar? ¿había siquiera alguna garantía de que quedaría embarazada otra vez? Por supuesto, acepté sin cuestionar que las Olimpiadas eran la prioridad número uno de Scott”, tal como él y otras personas interesadas le dijeron.
Charlotte se encontró sola en la clínica donde se sometió al aborto, pues Scott, su esposo, “me acompañó a la clínica local, pero no pudo lidiar con la atmósfera, así que me dejó ahí sola”.
“Yo estaba luchando con la decisión e intentando no parecer emocional o angustiada al respecto, para que Scott pudiera mantener su enfoque. Estaba tratando de entrenarme a mí misma para pensar en mi bebé como un inconveniente, como un estornudo en una transmisión televisiva. Era difícil”.
Luego, recordó Charlotte, “tuve que reconciliarme con la responsabilidad personal de tener un aborto. ¿Debería sentir culpa y vergüenza? Estaba enfrentando mi idea de que la maternidad era un tiempo sencillo y feliz, especialmente para los recién casados”.
“Consideré la posibilidad de que podría acabar siendo una mujer sin hijos, lo que era un prospecto frustrante y desmoralizador para mí, por lo mucho que quería ser una madre. ¿Qué pasaba si no podía tener otro hijo? ¿Qué si arruinaba mi única oportunidad de maternidad por sacrificar esta?”.
Contrario a lo que aseguran quienes promueven el aborto como una experiencia liberadora para la mujer, en el caso de Charlotte, la muerte de su bebé “fue un tiempo horrible, triste para mí, pero tuve que seguir recordando lo que tenía. Tenía un esposo y estábamos construyendo una vida y un hogar juntos”.
“Quería nuestro bebé, pero me sentía codiciosa, como si ya tuviera mucho, que el aborto era un compromiso que debía hacer”, recordó.
“A pesar de lo valiente que trataba de ser, y de lo mucho que trataba de reasegurarme a mí misma que lo que estaba haciendo era lo correcto, aún así era un momento desgarrador”.
Y al volver a casa tras someterse al aborto, escribió la actriz australiana, “sentí que algo había cambiado. Sentí un cambio. Quizás era hormonal, pero sentí los primeros matices de lo que ahora puedo identificar como mi primera experiencia con la depresión”.
“Debería haber comprado un sofá especialmente para el cuco de la depresión en ese momento. Si hubiera sabido que me iba a visitar tan a menudo, al menos hubiera tenido un lugar para sentarse, el bastardo”, dijo.
A pesar de sacrificar a su bebé en favor de la carrera deportiva de su esposo, Charlotte se encontró con la noticia de que este le había sido infiel con una nadadora.
Además, su participación en las olimpiadas se vio frustrada por la revelación de que consumía sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento. No fue siquiera incluido en el equipo para las Olimpiadas de Sydney.
Al enterarse de la infidelidad de su esposo, la depresión de Charlotte se incrementó intensamente.
“Si comencé a sentir punzadas de depresión tras el aborto, el impacto de recibir estas noticias apenas a los seis meses de matrimonio fueron mucho para soportar. Algo dentro de mí se rompió completamente ese domingo, algo que no se puede reparar, algo que nunca ha vuelto”.
“Alrededor de este tiempo aprendí el gentil arfe de ahogar las penas con montones de vino”, escribió.
19 respuestas
Me parece genial que Navarra Confidencial y la Iglesia se preocupen por un tema así, aunque no entienda los motivos que le lleva al conservadurismo en general y a la Iglesia en particular a querer liderar el movimiento.
Ahora espero la misma sensibilidad ante los suicidios que también provoca la homofobia que desde las filas conservadoras y desde la misma iglesia se promueve.
Tampoco se puede tomar la parte por el todo….
Cualquier noticia que hable de un suicidio es terrible. Las personas deciden suicidarse por motivos varios, algunos incomprensibles desde la perspectiva de los demás. Un palo para todos los que les quieren. Entiendo que la noticia intenta decir que el aborto no es un acto alegre, sin consecuencias. Estoy segura de ello. Estoy convencida de que tiene unas consecuencias terribles (Psicológica y emocionalmente) para la madre, motivo por el cual yo no creo que nadie tome semejante decisión a la ligera, con la alegría con la que parecen acusar a las madres que deciden abortar. Estoy convencida de que cuando alguien se ve en la disyuntiva de elegir entre continuar un embarazo o interrumpirlo, es siempre una situación tremenda, una decisión difícil, que se toma en momentos muy malos en la vida de una mujer y decisión que va a marcar la vida de esa persona para siempre. A quienes se sitúan en contra del aborto y, por tanto, a favor de la vida, pedirles que vayan un poquito más allá, que no sólo prohíban, que procuren las condiciones para que esas personas puedan salir adelante con sus hijos, que trabajen porque se legisle a favor de la vida no sólo en el tema del aborto, sino en toda su amplitud (alimentos para personas que carecen de ellos, mejora en las condiciones de salud y de acceso a la salud, atención a las personas dependientes, estimulación del empleo para evitar situaciones de pobreza). Estar a favor de la vida es mucho más amplio que prohibir el aborto
Por cierto,excelente y digno trabajo,el que están haciendo los rescatadores frente al matadero de Ansoain.Cada vida salvada es una nueva esperanza de un mundo nuevo,como pide Francisco.Seguir así.