En relación con todo esto, Europa Press ha relatado el modo en que los terroristas consiguen la información para el envío de cartas de extorsión. Consiste en cruzar los datos del censo electoral con los del padrón y el registro mercantil para obtener listas de empresarios a los que pedir dinero. Los envíos son cada vez más masivos e indiscriminados, hasta el punto de que los etarras no controlan por completo a todas las personas a las que intentan chantajear. Lo que sí hacen es jugar con los nombres del cónyuge o los hijos (bien los mencionan en la carta o bien remiten la misiva a los propios familiares). Con ello consiguen crear la sensación de que siguen muy de cerca los pasos del extorsionado, aunque en algunas ocasiones no sea así. La presión realmente aumenta cuando el amenazado hace su primera entrega de dinero. En ese momento, pasa a formar parte de una lista especial cuyos miembros ya sí son objeto de un control sistemático y de peticiones regulares de fondos. Los etarras acostumbran a mandar varias cartas seguidas al mismo destinatario para aumentar la presión y van incrementando la agresividad del contenido de forma sucesiva hasta conseguir doblegar la voluntad del amenazado. Tras la ruptura de la tregua parece que se han mandado muchas más cartas que en los dos últimos años.