Las constructoras han seguido una suerte paralela, especialmente los casos de FCC y ACS, la famosa constructora de Florentino Pérez. Se trata de una herida abierta hace meses en todo el sector, y que lejos de cicatrizar empieza a gangrenar el sector hipotecario. Primero las subprime en los EEUU, pero también el viernes pasado el banco británico Northern Rock. De aquí la continua inyección de liquidez por parte de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo.
Para muchas promotoras e inmobiliarias, el frenazo en las ventas va a hacer imposible que hagan frente al pago de la deuda, un pago que depende directamente de las viviendas que son capaces de vender. Cuando haya que hacer frente a los pagos, y las ventas no se hayan producido, tendrán que tirar los precios para conseguir liquidez. El cambio de ciclo inmobiliario provocará la desaparición de los más débiles, pero también que los fuertes se hagan más fuertes de cara al próximo ciclo. Se salvarán los que tienen más músculo financiero, están menos endeudados y han empezado a diversificar a tiempo y a buscar oportunidades de inversión en los mercados internacionales. Un test importante para medir la temperatura del sector del ladrillo puede producirse en el Soto de Lezkairu.