No hay nada normal en todo lo que rodea a las obras de los túneles de Velate. No sólo en la adjudicación, sino parece que también en la ejecución, aunque los problemas en la ejecución pueden tener mucho que ver con los problemas e irregularidades en la adjudicación. ¿O cómo se explica ahora que el modificado número uno del proyecto, que supone unos sobrecostes de 8,5 millones, haya sido objeto de un reparo suspensivo por parte de la Intervención General? Este modificado y sus millonarios sobrecostes han estado bajo el foco en las últimas comparecencias de la comisión de investigación del Parlamento de Navarra. ¿Están justificados estos sobrecostes? ¿Obedecen a circunstancias imprevisibles sobrevenidas conforme avanzaban las obras? ¿O simplemente nos estamos encontrando con el coste real frente a una previsión irreal?
El consejero de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra, el tío de María Chivite, ha tenido además que intentar justificar la externalización en la dirección de las obras de duplicación de los túneles de Velate, otro extraño movimiento en los últimos tiempos y en coincidencia con estas nuevas circunstancias y sobrecostes, atribuyéndolo al “déficit de personal” con la experiencia necesaria en este ámbito dentro de su departamento.
Este argumento de que no había otro recuerda sospechosamente al que permitió mantener al polémico presidente de la mesa de adjudicación de las obras de los túneles mucho más allá de la fecha de su jubilación. Sólo él y nada más que él podía por lo visto presidir la mesa de contratación. Una vez en la mesa, se dedicó a denigrar ante un técnico una de las ofertas candidatas y a pedirle a otro que revisara sus puntuaciones, todo esto por no mencionar que la elección de Acciona-Servinabar se decantó por su voto, con unas puntuaciones muy separadas de los demás y que pudo tomar tras conocer las puntuaciones del resto. Puede que en estas obras tunelianas haya cosas que suceden que sean normales, pero debido a la anormalidad que ya rodea el caso y contamina la adjudicación todo está bajo sospecha y todo debe ser revisado.
¿Puede haber más aún? Pues sí, porque también ha llamado la atención lo que UPN denomina un “flagrante trato de favor” hacia el director general de Obras Públicas, Pedro López, al conseguir el traslado a una plaza de arquitecto en su departamento. Entre las plazas de traslado convocadas inicialmente en una resolución el 12 de mayo había 13 de arquitecto, entre las que no estaba la 12.055, la que ha conseguido Pedro López. Esa plaza no se ofertaba aunque se había creado y estaba vacante. Se añadió más tarde una vez que Pedro López había conseguido la máxima puntuación entre los aspirantes.
Se da la circunstancia de que este Pedro López, en su calidad de director general de Obras Públicas, fue una de las piedras angulares de la adjudicación de las obras de los túneles a la UTE con Alonso y Cerdán. Pedro López fue también la persona que, según la Oficina Anticorrupción, represalió al secretario de la mesa de Velate que emitió voto particular y destapó las irregulares de la adjudicación y la votación, mandándolo de su puesto a una nave perdida en Landaben.
De algún modo el caso del secretario que dio la alarma es inverso al de López. Al que dio la alarma lo mandaron al destierro y el que propició el remate de la operación ha sido bendecido con la plaza que quería. Como todo en este proceso normal, transparente y ejemplar, será otra casualidad, empezando por la casualidad de que la multimillonaria obra se la llevara la empresa de que era accionista en secreto Cerdán.
