Irene Montero sigue sin aclarar lo que quiso decir sobre las relaciones sexuales de los niños con los adultos, porque lo que dijo está bastante claro. Si en vez de lo que dijo quiso decir otra cosa, Montero lleva más de una semana desperdiciando la oportunidad de aclararlo y dedicándose a insultar a todo el que, simplemente, se limita a reproducir la literalidad de lo que dijo. Menos mal que Montero tiene a Ione Belarra para tampoco aclararnos nada, pero sí en cambio recordarnos que los niños no son de nadie. Por lo menos de los padres, porque que no sean propiedad del estado no parece tenerlo tan claro.
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Ione Belarra dice que nuestros hijos no son nuestros porque son personas.
Así que el Estado decide su educación y qué deben hacer y no hacer.
Ione guapa, cómprate un bosque y piérdete! pic.twitter.com/t7to97m1bf— 𝙇𝙖 𝙍𝙤𝙗𝙞𝙣 ❧ (@RobinLawley2) September 28, 2022
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No es la primera vez que este asunto de la propiedad de los niños se trae a colación y ya a Celáa le gustaba tirar de ese argumento cuando se trataba de adoctrinar a los niños desde el gobierno a discreción, pero el caso es que el objeto de debate no es la propiedad sino la responsabilidad.
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O sea, ya sabemos que los niños no son propiedad de nadie. Ningún ser humano es propiedad de nadie. Nadie piensa eso. Por tanto no es eso lo que se debate. Lo que se debate es de quién es la responsabilidad sobre los niños. ¿De los padres o del gobierno?
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Por extraño que parezca, el Código Penal nos puede ayudar a arrojar un poco de luz sobre el asunto. Concretamente, el artículo 229 establece que si unos padres abandonan a un menor están cometiendo un delito. Es decir, si unos padres abandonan a sus hijos no es Ione Belarra la que puede ir a la cárcel, sino los padres del niño, salvo que hablemos de un niño sin padres, bajo la tutela del estado o en alguna otra situación excepcional. Esto responde con bastante claridad a la pregunta de si los responsables de los hijos son los padres o es Ione Belarra. Porque claro, si los hijos no fueran de nadie pero tampoco responsabilidad de nadie se los podría ir abandonando como si tal cosa y nadie tendría que hacerse responsable. El asunto es que Belarra pretende que los padres se tengan que encargar de meter en la cama a los niños, llevarlos al baño, prepararles la comida, contarles cuentos, consolarlos y ponerles una tirita, recogerlos del colegio y en general hacer todo menos una cosa: transmitirles sus valores, de eso quiere hacerse cargo solo Belarra. El interés de Belarra a este respecto resulta de lo menos secreto, quiere educar a los hijos de todos los demás porque tiene la impresión, probablemente cierta, de que puede convencer a alguien de que vote a Podemos mucho más fácilmente a partir de los 8 años que a partir de los 18.
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Por lo demás, esto de negar la libertad educativa y pretender que el estado decida la educación de todo el mundo es algo que sólo pasa en las dictaduras. El riesgo de que unos padres eduquen mal a un niño (una familia antropófaga, por ejemplo) resulta insignificante comparado con el riesgo de que un gobierno eduque mal a todos los niños, y además resulta una situación mucho más fácil de ponerle remedio, cosa de la que se encargan los tribunales y no los gobiernos. Si algún elemento tienen en común los fascistas, los comunistas o los islamistas es que no toleran la libertad educativa. Los hijos de los demás son suyos. La educación de los hijos de los demás tiene que ser responsabilidad de ellos. Para que nadie llegue a los 18 años o a los 40 teniendo que empezar a ser comunista, sino en todo caso teniendo que empezar a dejar de ser comunista. Belarra quiere decidir la educación de los hijos de los demás no porque le preocupe el futuro de los niños, sino porque le preocupa el futuro de sus votos.
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Un comentario
Mal el titular. Que los hijos sean del Estado es comunismo