Las palabras de Esparza en el Día del Partido, dando por perdida la batalla ideológica y apostando -a la estela de una derrota del PNV en la CAV- por una coalición con Geroa Bai para volver al poder, nos han recordado unas palabras de Miguel Sanz en el año 2010. La hemeroteca nos retrotrae hasta aquella fecha y hasta el entonces presidente del gobierno cuando en una entrevista declaró que prefería gobernar con el PSN incluso aunque UPN tuviera mayoría para gobernar en Navarra con el PP:
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Más allá de la hipocresía de Sanz pretendiendo que fue el PP quien en sus días rompió con UPN y no a la inversa, como por otro lado siguiendo la estela de Sanz pretende también Esparza respecto a la ruptura de Navarra Suma, lo cierto es que las declaraciones de Sanz evidencian hasta qué punto los males del centro-derecha navarro vienen de lejos y son merecidos.
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¿Cómo puede preguntarse alguien en UPN por el declive electoral del centro-derecha con este tipo de declaraciones? Ante una rendición ideológica tan evidente, ¿cómo puede esperarse que Navarra sea sociológicamente un territorio abonado para los buenos resultados del centro-derecha?
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Tal y como señalábamos ya en aquel análisis de 2010, el quesito era la condena a que el socialismo se convirtiera en un ingrediente perpetuo en la política del Gobierno de Navarra. Hay una batalla ideológica entre nacionalismo y no-nacionalismo, o entre nacionalismo y patriotismo, pero hay otra batalla no menos importante entre izquierda y derecha, o entre socialismo y libertad, como prefiramos llamarla. Aspirar a un pacto perpetuo con los socialistas implicaba abandonar por completo el campo de batalla del eje izquierda-derecha para pelear sólo en el eje nacionalistas-no nacionalistas. Desde entonces el único discurso, y encima con poco éxito, es que viene Bildu, que viene Bildu. Y efectivamente, ha venido Bildu. Cuando Sanz plantea formalmente el abandono de ese eje izquierda-derecha en 2010, es que el abandono real venía de mucho antes, ¿alguien se puede extrañar ahora de la falta de resultados en ese campo? ¿Y la solución es pactar con Geroa? Para enmendar el desastre de la apuesta por el quesito, kesito.
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De hecho el PNV, alias Geroa Bai, lo ha hecho incluso peor que UPN. Por un tiempo le ha funcionado, es verdad, pero los días de rosas y txakolí parecen tocar a su fin. El PNV también abandonó el eje izquierda-derecha para buscar la confrontación o las alianzas sólo en el eje nacionalistas-no nacionalistas. De este modo, abandonando el primer eje, no le ha importado pactar con el PSOE, con Sumar, con Podemos, con IU-IE o con Bildu. El problema es que peleando sólo en el eje nacionalista ahora Bildu se está comiendo al PNV. Lógicamente, porque Bildu parece más combativo y eficaz en el eje nacionalista y además es izquierdista, lo que es percibido por el electorado vasco como un plus al haberse rendido a la izquierda la pelea en el eje izquierda-derecha.
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Interesa por tanto volver al años 2010, o antes, para encontrar el origen del problema y la adecuada corrección en el momento en que se perdió el rumbo electoral hacia el predominio ideológico, el crecimiento social y la consiguiente victoria electoral. Se sustituyó la batalla argumental y pedagógica a largo plazo por la batalla artimética a corto, y ahora estamos donde y como estamos. Pero aún se puede estar peor. Para intentar no hundirse aún se puede intentar agarrar UPN a un salvavidas de plomo.
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Alguien podría añadir a este análisis, que en parte también resulta extrapolable al PP y a la escala nacional, que ahora además existe VOX para complicar la ecuación. O para resolverla, según se mire. El hecho es que el nacimiento de VOX es también consecuencia del abandono de la lucha en el eje izquierda-derecha por parte del centro-derecha. No tiene sentido que el que ahora se queja de que alguien recoja el testigo de esa lucha sea el que decidió abandonar esa lucha.
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2 respuestas
Unión Alavesa v.2 ???
Si siguen así más que Unión Alavesa aspiran a ser el Partido Agrario en la URSS , la excusa para no decir que es un estado de partido único, con Sánchez de jefe eterno del Estado.