Hablar del oro es un poco extraño. Nadie habla normalmente del oro. El oro es una piedra. Nadie maneja oro. Hace ya mucho que las monedas no son de oro, o que la moneda no tiene el respaldo del patrón oro, pero es que ya tampoco manejamos siquiera monedas. El dinero físico está muriendo como para pensar en monedas de oro. Es más fácil que al hablar de dinero pensemos en chistorras, lechugas y soles que en oro. Sin embargo, el oro sigue existiendo, es importante y en este momento nos dice algo. Además nos lo dice gritando.
Aunque sea un dato que pasa desapercibido para la inmensa mayoría de la población, el oro se encuentra en máximos históricos. Totalmente disparado. La gráfíca resulta de lo más ilustrativa. ¿Pero no habíamos ya abandonado el oro por completo? ¿Cómo es entonces que sube tanto el precio del oro? ¿Y qué significa eso?

El problema con la moneda es la confianza. O sea, un billete a fin de cuentas es un mero trozo de papel. Un cheque al portador garantizado por el estado. Pero claro, entonces el valor de un billete vale tanto como la confianza en ese estado que lo emite. ¿Y en qué se basa la confianza en un estado? Pues en la riqueza de ese estado, en que ese estado paga sus deudas y en que la cantidad de moneda de ese estado se corresponde con bastante exactitud con la riqueza real de ese estado. Si eso falla, los billetes de monopoly no tienen menos valor que los del estado. Esto por otro lado es algo que ha pasado a lo largo de la historia más veces de las que les suele gustar recordar a los estados.
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— Ciencias Sociales (@educ_sociales) November 5, 2020
Funcionarios alemanes destruyendo papel moneda devaluado durante la hiperinflación de la República de Weimar. Alemania, enero de 1924. Fuente: Das Bundesarchiv, República Federal de Alemania.#historia #weimar #economia #entreguerras #alemania #cienciassociales pic.twitter.com/wUkJmMkAjn
Volviendo al problema inicial, ¿por qué se dispara el oro? Cuando por alguno de los motivos expuestos empiezan a surgir dudas sobre el valor de la moneda de un estado, el capital busca una moneda alternativa. Es por esto que la moneda de un estado fluctúa, a veces mucho, a veces a favor y a veces en contra, respeto a las monedas de otros estados. Las monedas de los estados más fuertes actúan como monedas refugio. ¿Pero qué pasa cuando la inseguridad aqueja a muchos o casi todos los estados? ¿Hay algo que asegure el valor que no sea una moneda o que no dependa de la forma en que se gestionan los estados? Aquí es donde el oro vuelve a cobrar su protagonismo histórico.
The world is now officially $324 trillion in debt, the highest in history. pic.twitter.com/2Q1oCzd9Dz
— Globe Eye News (@GlobeEyeNews) August 3, 2025
No hay muchos valores aparte de el oro que actúen como una especie de último refugio frente a cualquier convulsión de la economía. Es por esto que el oro suele volver a brillar, valga la metáfora, cuando hay una gran crisis global. Pero ahora, ¿no estamos en un momento dulce? ¿No están todas las bolsas en máximos? ¿No va la economía como una moto? El valor del oro en máximos nos dice “cuidado”.

Uno de los fenómenos a los que estamos asistiendo en los últimos tiempos es a la inflación, a la sensación algo más que subjetiva de empobrecimiento general, a la evidencia de que todo es más caro y cada vez cuesta más esfuerzo comprar un coche, una casa o llenar el carro de la compra. Cuando todo sube de precio la causa más evidente es que realmente no sube el precio de las cosas, sino que está bajando el valor del dinero. Y el dinero de un estado pierde valor cuando se imprimen billetes con mayor rapidez con la que crece la riqueza real del estado. Lo que tenemos en occidente es una montaña gigante de deuda pública. ¿Cómo pensamos que se sostiene esa deuda? Los estados gastan más de lo que ingresan tirando de deuda pública. Como los mercados no pueden asumir ya más deuda, o sólo lo harían cobrando un interés mayor, los estados le venden la deuda pública a los bancos centrales, y los bancos centrales la compran imprimiendo dinero (o como estamos en la era digital haciendo algo equivalente). El dinero pierde valor a toda velocidad porque la deuda pública es inmensa y los bancos centrales imprimen dinero a todo trapo para que los estados puedan mantenerla. Uno de los efectos de esa pérdida de valor del dinero es la inflación y el empobrecimiento general de la población. Otro es la subida del oro, cada vez más demandado como valor refugio ante un cáncer tan extendido.

En toda esta historia merece la pena señalar el caso del bitcoin, convertido es una nueva moneda refugio nunca antes vista hasta ahora, pero que está funcionando. De alguna forma el bitcoin comparte los mismos valores que convierten al oro en refugio. Con los matices que queramos la cantidad de oro o bitcoins es constante y es independiente de los estados. Efectivamente, el bitcoin se encuentra también en máximos. Todo aquello que es una alternativa al dinero fiduciario, al papel moneda, a los “billetes” imprimibles por los estados, está subiendo de una forma extraordinaria. Esto nos dice dos cosas: que los estados están abusando de la deuda pública y de la impresión de moneda y que los inversores están buscando por consiguiente valores refugio. En definitiva: cuidado, mucho cuidado.