En estas fechas se celebran, sobre todo en Madrid aunque cada vez más por otras tierras de España, los levantamientos de mayo contra la invasión francesa de 1808. No está de más recordar esta gesta de nuestra historia tanto como merece. Por un lado porque el vacío que deja la historia de España que no contamos lo llena el primero que llega con la leyenda negra o cualquier patraña separatista, y por otro porque no es un asunto menor lo sucedido en España, ya que fue la primera vez que el invencible ejército de Napoléon se encontró no sólo con su primer tropiezo militar, antes de la campaña de Rusia, sino con otra forma de hacer la guerra, la forma española de hacer la guerra, la guerra de guerrillas, la guerra irregular. Pero sin olvidar tampoco la guerra regular. La Guerra de la Independencia pudo ser el primer caso de guerra híbrida y Napoleón el primero en sufrirla. Bienvenida sea por tanto toda celebración adecuadamente salpicada de memoria, ruido y color.
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Quizá únicamente en el marco de este tipo de celebraciones se puede ver, por suerte sólo de momento, sacar un pistolón en medio de una tertulia de actualidad, como sucedió ayer en El Toro TV. No está mal ilustrar con esta contundencia lo que de otro modo puede ser un frío relato carente de pulso y tensión. La crudeza de la guerra se enseña así. Era delante de un pistolón de estos o de una bayoneta como la que también más adelante se muestra que los españoles tuvieron que salir a la calle a matar o morir por su libertad.
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La tertulia de El Toro recordó asimismo la batalla de Bailén, librada el 19 de julio de 1808 en la provincia de Jaén, la cual supuso la primera derrota en campo abierto del ejército de Napoleón. Por aquellas fechas los rusos todavía retrocedían hacia Moscú. Una de las claves de la victoria española es que el ejército español se preocupó por aquellas calurosas fechas y tierras de poder disponer de agua, entre otras cosas para poder refrigerar los cañones. De este modo, los franceses siguieron recibiendo cañonazos cuando por sobrecalentamiento de sus piezas y falta de agua tuvieron que dejar de disparar.
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Resulta curioso que todavía quede quien piense que los franceses representaban la ilustración, como si un campesino francés estuviera mucho más ilustrado en aquellos tiempos que un campesino español. Irónicamente, muchos de quienes así piensan gritan de vez en cuando Viva la Pepa, en referencia a la Constitución de Cádiz de 1812. ¿En qué quedamos entonces? ¿Viva la Pepa o viva Napoleón? ¿Representaba Napoleón la libertad y la ilustración? ¿Qué atrocidades no cometió en España la soldadesca napoleónica que supuestamente representaba la ilustración? ¿Eran los enciclopedistas franceses mejores que la Escuela de Salamanca y que figuras como Suarez o Vitoria que ya había dado a luz España hace tiempo? Si al árbol se le conoce por sus frutos, los de la Francia de aquella época fueron el Terror y la dictadura de Napoléon. Eso en Francia, porque a los vecinos de toda Europa la Revolución y el Bonapartismo nos trajeron guerra, tortura y desolación. Como elemento final a reseñar, al acabar la guerra las tropas españolas llegaron a tomar y recuperar fugazmente para España el Rosellón. Las tropas no obstante se retiraron porque España había quedado agotada y porque la política que acabaría imponiéndose en el Congreso de Viena fue una apuesta por la restauración y una vuelta de las fronteras de la situación anterior a Napoleón.
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