El éxito de personajes como Milei o Bukele a lo mejor nos está queriendo decir alguna cosa. Por ejemplo, que a la izquierda se le gana más fácilmente con un discurso alternativo que con un discurso cuasi-izquierdista. Esta es una lección sin duda importante para la derecha española. O la gente está contenta con la izquierda, o quiere algo distinto, no un cambio a casi-lo-mismo. Por otro lado, una ventaja que tiene la derecha es que las recetas de la izquierda nunca funcionan. No son más que caminos más o menos largos hacia el desastre. Si la UE y el BCE te riegan de millones el camino es un poco más largo, pero el precipicio es el destino final. No puede ser de otro modo cuando partes de una visión del mundo y del ser humano totalmente irreal. Si no eres capaz de convencer a la gente de un cambio de rumbo antes del precipicio, al llegar al precipicio la gente querrá un cambio radical. Lo ideal sin embargo es no tener que caer al precipicio para cambiar, y que una mayoría abandone a la izquierda no en un movimiento de reacción sino en un momento anterior y por convicción. Para eso hay que construir un discurso alternativo y no solamente esperar el colapso de las políticas izquierdistas.
🔴 El Salvador reelige a Bukele con el 87% de los votos https://t.co/D6XtcfM7mC
— ABC.es (@abc_es) February 5, 2024
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Los nervios de la izquierda con Bukele y Milei se comprenden fácilmente. Ambos personajes no sólo pueden visualizar el éxito de las políticas alternativas a la izquierda, sino el fracaso previo de las políticas progresistas. En los casos de Bukele y Milei, la reacción electoral se ha producido después de la caída al abismo de Argentina y El Salvador, en un caso sobre todo por el colapso de las políticas progresistas en materia económica y en el otro por el colapso en el ámbito de la seguridad. Todo el mundo empieza a ver que El Salvador y Argentina no son España, pero son peldaños inferiores de la misma escalera. Todo el mundo está viendo dónde puede bajar por esa escalera y también cómo volver a subir por esa escalera. Algunos se escandalizan de la radicalidad de algunas propuestas de Milei o Bukele, pero el hecho es que llegados a cierto punto es imposible revertir la situación sin esa radicalidad. Hay que indignarse de la radicalidad de las políticas que llevan a ciertas situaciones antes de indignarse después de la radicalidad necesaria para poder salir de esas situaciones. Bukele o Milei son a fin de cuentas hijos de las políticas radicales de la izquierda y sus desastrosos resultados. No puedes imitar esas políticas o profundizar en ellas y escandalizarte después de la reacción que se produce. ¿Qué consecuencias cree la izquierda española que va a tener la inmigración descontrolada o la protección de los okupas? Cuando caiga incontroladamente todo el castillo de naipes del gasto público insostenible, ¿esperan los que ahora bendicen esa política irresponsable una reacción controlada?
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La derecha en España no sólo por tanto tiene que dar la batalla ideológica a la izquierda con un discurso alternativo, sino con un discurso ambicioso. El objetivo no debe ser ganar con el 50,1% de los votos, o con el 45% gracias a la magia de D´Hondt, la apelación al voto útil (¿útil para qué?) y la división del rival. El objetivo debe ser ganar con el 87% como Bukele. Y esto a lo mejor es menos difícil de lo que podemos pensar.
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España se encuentra en una crisis histórica. Con el sanchismo a los mandos todo va a empeorar antes de mejorar. Pero todo momento de crisis es también al mismo tiempo una oportunidad de cambiar. Es posible que este momento ofrezca la posibilidad de oponerle a la izquierda un programa de cambio que pueda suscitar entre los españoles un 87% de apoyo popular y electoral. Algunos puntos de ese programa de consenso podrían ser:
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-Reformar constitucionalmente la Justicia para despolitizarla por completo y garantizar su independencia.
-Controlar la emigración y expulsar a los delincuentes.
-Acabar con el fenómeno de la okupación.
-Garantizar la libertad educativa.
-Exigir que las cuentas públicas tengan que estar equilibradas prohibiendo el déficit y limitando el endeudamiento.
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Desde luego no se trata de presentar aquí un catálogo exhaustivo de medidas. Podrían discutirse unas o podrían añadirse otras, pero de lo que sí se trata es de señalar que en este momento habría margen para proponer medidas que podrían suscitar enormes consensos transversales, rompiendo las barreras tradicionales izquierda-derecha. Si la izquierda persiste en su ceguera, y si la derecha no sabe construir un discurso alternativo, alguien aparecerá capaz de presentarse como una solución novedosa. Cuanto más se deteriore la situación, más brusco y más disruptivo puede ser ese cambio. Y más desesperadamente habrá una mayoría buscando algún cambio.
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2 respuestas
Reformar la ley electoral es otra de las necesidades prioritarias. En estos momentos es una cuestión difícil de abordar, ya que a Sánchez le va muy bien y su ética se lo permite, juntarse con comunistas, separatistas y golpistas es su baza y nuestra ruina, ya que se base en romper la convivencia e instaurar la desigualdad entre los españoles.
Pena de cárcel por malversación de caudales públicos, expulsión de la carrera de funcionario y prohibición perpetua de presentarse a oposiciones y concursos públicos a todo el que incurra en déficit. Si la democracia comienza cuando los que pagan impuestos quieren poner límite al gasto de esos impuestos al Rey, al Estado, ¿cómo se puede permitir legalmente el endeudamiento de algo que tendrán que pagar los que vienen detrás y no se les ha consultado con su voto?
Es algo a todas luces malvado.