La clase política dirigente ha condenado ya al sector del automóvil. Cuando nos referimos a la clase política dirigente, hablamos de los que dirigen el mundo más allá de nuestras fronteras. La transición energética y la eliminación de los vehículos particulares no es una decisión que adopta la clase política española, sino que como mucho la secunda. VOX es de hecho la única formación política que repudia abiertamente la Agenda 2030. Todos los demás pueden parecer muy diferentes entre sí, pero cuando llegan al poder ya se ve que no para tanto. En realidad podemos dividir a todos los demás en dos: los que predican abiertamente los postulados 2030 cuando están en el gobierno y cuando están en la oposición, y los que no parecen tan davosianos cuando están en la oposición pero abrazan incondicionalmente los postulados 2030 cuando llegan al poder. A decir verdad habrá que esperar que VOX toque poder para saber con certeza hasta qué punto su oposición a la Agenda 2030 es real o electoral. De momento por lo menos es la única alternativa visible al discurso oficial.
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La que con toda certeza no se opone a la Agenda 2030, sino que es su seguidora devota, es María Chivite. O tampoco. Chivite se opondrá o se sumará a lo que le diga su partido. En todo caso no se puede contar con Chivite para oponerse a la Agenda 2030 y a los dictados del Foro de Davos. Ya hemos señalado en otras ocasiones que el problema de Landaben no son sólo las baterías o la transición al coche eléctrico, que también, sino que Davos impone un cambio de modelo en el que no sólo no va a haber vehículos de combustión, sino que tampoco va a haber vehículos en propiedad, y consiguientemente tampoco va a haber permiso para aparcar en ninguna ciudad. Los desplazamientos se harán o en transporte público colectivo o en coches alquilados por trayecto o servicio, sea la fórmula el taxi, Uber o incluso un modelo automatizado. El caso es que la gente no va a tener vehículo propio y a los pocos vehículos particulares que haya, por supuesto eléctricos, no se les va a permitir aparcar en las calles. No es un secreto, aunque no se hable mucho de ello, ya que el mismo Foro de Davos lo expone sin tapujos en las cuentas de sus redes sociales.
Car-parking space: the next great urban frontier: As car-sharing, ride-sharing and self-driving vehicles transform urban mobility, what use can we put the space once devoted to vehicles doing nothing? https://t.co/KITFYSuNTA pic.twitter.com/80QopWeRk3
— Wecontext (@WefBot) December 10, 2020
Llegados a este punto interesa particularmente indicar que el Foro de Davos no elabora profecías. O sea, la forma en que Davos describe el futuro a través de la Agenda 2030 no es la forma en que los dirigentes de Davos imaginan el futuro, sino la forma en que han decidido que sea el futuro. No es un futuro hipotético. No es un futuro optativo. No se trata de previsiones basadas en la observación de las elecciones y las preferencias de la gente, sino de decisiones que se le van a imponer a la gente. La gente no va a comer gusanos, o carecer de propiedades, o viajar en transportes colectivos o alquilados por gusto y elección propia, sino porque se le va a impedir que elija otra cosa. Esta es la gente con la que nos estamos jugando el futuro. Esta es la gente para la que trabaja Pedro Sánchez, pero también la práctica totalidad de presidentes del mundo. Esta es la gente que se fuma un puro mientras decide la vida futura de la gente en oscuros cenáculos. Ellos son los que, cuando la gente no tenga nada, serán los que tengan todo. Parecería que no tener nada es algo que te libera, pero no es verdad. El que no tiene nada depende en todo del que tiene. Alguien que no tiene nada sólo es libre si no necesita nada. Si necesitas techo, comida, transporte, energía, comunicación y no tienes nada, entonces dependes totalmente del que lo tiene todo. Por eso los regímenes en los que queda abolida la propiedad privada no son los más libres sino los más tiránicos. Cuando nos dicen que nos dirigimos hacia un modelo en el que no tendremos nada se nos está anunciando un modelo tiránico. Cuando se nos indica que seremos felices no teniendo nada se nos confirma la naturaleza tiránica del nuevo modelo, ya que no seremos felices por no tener nada, sino porque no podremos quejarnos. Llamarán ser feliz a no poder quejarse, como en cualquier dictadura.
Nearly 70,000 parking spots are set to disappear by 2025. 🔎 Learn more about how cities are becoming more sustainable: https://t.co/JQkSl4Mmby pic.twitter.com/wuvVNAEkxS
— World Economic Forum (@wef) December 28, 2020
Por lo demás, como acaban ustedes de poder comprobar, si no se va a poder aparcar en las ciudades y Davos nos encamina a un modelo sin coches particulares, ¿nos puede explicar la señora Chivite cómo se va a sostener el sector navarro del automóvil? Desde luego no gracias a la transición energética. Primero porque incluso en el mejor de los casos el coche eléctrico se va a llevar por delante a la mitad del actual sector de la automoción. El mejor de los casos sería que todos los vehículos de combustión fueran sustituidos por vehículos eléctricos. Pero no vamos a ese modelo. El modelo que han diseñado, y que no nos ocultan, es un modelo en el que todo el parque actual de vehículos será sustituido por un pequeño porcentaje de vehículos eléctricos. En ese modelo no optativo al que nos dirigimos, ¿cómo va a garantizar Chivite el mantenimiento del sector navarro de la automoción?
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Habrá que estar muy atentos a si Chivite hace la campaña electoral con pin o sin pin de la Agenda 2030. Si la hace con el pin en la solapa, habrá que exigirle que les diga la verdad a todos los trabajadores y empresarios navarros del sector de la automoción. Y si la hace sin el pin, habrá que preguntarle por qué lo esconde en campaña electoral. Lo que a la hora de votar puede tener claro cualquier persona cuyo empleo se relacione con la automoción es que su futuro económico y laboral resulta incompatible con la agenda que impone ese pin. Pero claro, uno es muy libre de vivir en una nube o de votar deliberadamente su autodestrucción. Si uno quiere votar por su autodestrucción, María Chivite es de hecho una muy buena opción.
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