Se puede acusar de muchas cosas a la mujer de Pablo Iglesias salvo de que no genera polémicas. En este caso Irene Montero se ha colocado bajo el foco mediático al convocar su ministerio, el de Igualdad, un concurso de ensayos en el que las bases de la convocatoria limitan la participación sólo a mujeres. O sea, no parece exactamente lo propio de un ministerio que quiera promover la igualdad. Al revés, parece exactamente lo propio de un ministerio de la discriminación. ¿Se imagina alguien un premio filosófico, científico o literario en el que se excluyera a las mujeres? Pues a esto es exactamente a lo que se dedica la presunta ministra de “Igualdad”.
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Más allá de la incoherencia y el sectarismo propio del constante hacer de la ministra, lo cierto es que estaría bien saber la forma en que el Ministerio de Igualdad pretende poner en práctica esa exclusión. Es decir, ¿qué es una mujer y cómo distinguirla bajo las revolucionarias premisas de la ideología de género?
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Ya sabemos que una mujer no es un ser humano con vagina pero, entonces, ¿cómo se va a determinar quién se puede presentar al concurso y quién no? ¿Cuál es el criterio para aceptar o rechazar a un concursante? Si un aspirante dice que es una mujer, ¿cómo va a negar exactamente Irene Montero que lo sea? Si un ensayo lo firma un tal Manolo González y acompaña su obra la foto de un humano con barba hasta la cintura, pero dice que es mujer, ¿se basaría el Ministerio de Igualdad para rechazarlo-la en prejuicios superados por la ideología de género? Si el aspirante dice que es una mujer, ¿no nos dicen las teorías que defiende el Ministerio que resulta irrelevante si tiene pene, barba, DNI o aspecto masculino? Y entonces, ¿cómo rechazaría la declaración de alguien que se presentara como autora y no como autor?
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Que la temática del ensayo sea el feminismo o la mujer no justifica en absoluto la discriminación. ¿En virtud de qué criterio los hombres no pueden escribir sobre las mujeres o las mujeres sobre los hombres? Es más, ¿no resulta especialmente interesante y complementaria para los hombres la visión de las mujeres y viceversa? Y si alguien sostiene que la visión de los hombres y las mujeres es la misma, razón de más para no imponer discriminación por el género del autor.
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Si aplican el criterio genital, biológico o incluso administrativo, entonces el concurso sirve para dinamitar el derecho a la libre autodeterminación de género y, por el contrario, reafirmar todo lo que el ministerio a través de este premio pretende destruir. Las bases del concurso del Mninisterio, pensándolo bien, destruyen toda la base ideológica del Ministerio. Primero porque un ministerio de igualdad no puede realizar una exclusión de género y seguir conservando su nombre. Pero segundo y en este caso quizá más importante porque además hace esa exclusión por un criterio genital y apariencial cuando el fundamento de la ideología de género que propugna el ministerio es precisamente que el genero es una cosa sentida y fluida y no genital .
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Como conclusión a todo lo anterior, no parece posible que el Ministerio de Igualdad pueda rechazar la declaración de nadie que se presente al concurso asegurando que es una mujer. Además la entrega de premios podría dar un giro inesperado si la ganadora, por más que tuviera apariencia de mujer según los cánones convencionales y heteropatriarcales, desvelara al recibir el premio que es un hombre. O sea, el Ministerio debería cuestionar el género no sólo de los concursantes con aspecto de hombres, sino también el de los concursantes con aspecto de mujer. Y desde luego que una ganadora con aspecto de mujer se llevara el premio sin revelar que es un hombre tampoco garantizaría necesariamente que las bases del concurso no han sido violadas, sino que el impostor con vagina ha mantenido la farsa hasta el final. Poco presupuesto tiene este ministerio ante la enormidad de las cuestiones a las que se debe enfrentar.
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