El rector y el exrector de la UPNA llaman negacionistas a los críticos con la implantación de Medicina en la UPNA

Hace un par de semanas Alfonso Carlosena y Ramón Gonzalo, rector y ex rector de la UPNA, escribían un artículo en el Diario de Noticias titulado “Negacionistas del Grado de Medicina”, en el que aprovechaban la pandemia para justificar a posteriori la absurda y millonaria apertura de la Facultad de Medicina en la UPNA.

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Los tres principales argumentos desgranados por los autores del artículo son que no se ha conseguido perjudicar al Opus, pero que tampoco era lo que se pretendía, que estamos pagando una cantidad estratosférica por los estudios de Medicina de sólo un puñado de alumnos navarros, pero que este además de “negacionista” es un argumento “nacionalista” y ya se sabía que iban a venir a estudiar de fuera (otras veces han sido los navarros los que se han marchado a estudiar), y que la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de fortalecer “los sistemas públicos de salud”.

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Es curioso que el artículo de los rectores no ofrezca entre sus argumentos una sóla cifra. Recordemos que sólo hay 12 alumnos navarros en la facultad de Medicina de la UPNA y que los costes de los que se ha hablando oscilan entre los 10 y los 18 millones de euros. Obviamente sale mucho más barato mandarlos a estudiar a Harvard que a la UPNA. Esta omisión sólo puede significar que a los gestores de la UPNA les dan igual los costes, a fin de cuentas paga el contribuyente, que los costes no se refutan porque son ciertos o, incluso, que los costes no se mencionan porque las cantidades barajadas quizá se queden hasta cortas.

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En cuanto a perjudicar al Opus, es obvio que en el movimiento social y político que determinó la apertura de la facultad de Medicina de la UPNA había un componente de fobia a la UNAV. Por decirlo gruesamente no tiene sentido pretender que algunos estaban en la no condena a los bombas contra la UNAV pero que en absoluto querían perjudicar a la UNAV con la apertura del grado de Medicina en la UPNA. De haberse subrayado en tiempo y forma lo suficiente que el Opus no iba a resultar perjudicado, como así ha sido, tal vez el movimiento a favor de la apertura de Medicina en la UPNA no hubiera tenido el empuje que tuvo. Otro día hablamos de cómo por la fobia al Opus los mismos que a toda costa querían una facultad de Medicina paralizaron la creación de 3 centros de investigación médica en Donapea. Por no poner 10 millones se perdieron 200, más 400 empleos muchos de ellos destinados a formar una pequeña élite foral de investigación, para que luego nos hablen de promocionar Navarra como marca sanitaria.

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Por lo que se refiere a pagar con el dinero de los contribuyentes navarros los médicos de otras comunidades, precisamente porque el argumento nacionalista no tiene sentido tampoco lo tiene una facultad de Medicina en Navarra con un coste estratosférico por alumno navarro. ¿O no es un enfoque localista el que provoca que todas las comunidades compitan por abrir facultades o que sea la distancia y no la demanda o el coste lo que determine una apertura?

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Finalmente, si algo ha demostrado esta pandemia es que la clave para afrontarla no es, o desde luego no sólo, la cantidad de recursos sino la gestión política de los recursos. Por otro lado, las estadísticas no señalan una particular carencia de médicos en España, menos aún en Navarra, que además tampoco se arregla aumentando el número de médicos fuera de España o Navarra. Hablando del COVID19, no tiene sentido hablar de falta de recursos sino de mala gestión. Si el gobierno, hablando de negacionismo, todavía no reconoce el error de la primera manifestación negacionista en España, que fue el 8M, no tiene sentido hablar de falta de recursos. ¿Cuántos médicos hacen falta para contener una pandemia cuando el gobierno se dedica a convocar manifestaciones en pleno desembarco del virus y después recomienda no usar mascarillas? Ante un gobierno totalmente cegado por el velo ideológico, no hay legión bastante de médicos para paliar más tarde las consecuencias. De hecho una significativa parte del personal sanitario estaba contagiado y de baja por carecer de material de protección, y el material de protección faltaba porque el gobierno, una vez más y ahí está la hemeroteca, dijo que no iba a hacer falta y que era suficiente con el material del que ya se disponía para la gripe. Países con menos recursos que nosotros como Grecia y Portugal en todo momento han tenido cifras de fallecidos y contagios mucho menores que nosotros. Países con sistemas de sanidad privados, como los EEUU o Corea del Sur, han tenido menos fallecidos que nosotros. Las ratios de fallecimientos en las comunidades españolas no se corresponden con su gasto sanitario. La comunidad con más gasto sanitario por habitante es el País Vasco, que sin embargo es la séptima comunidad con más fallecidos por población. Navarra es la tercera comunidad que más gasta en sanidad por habitante, y sin embargo es la sexta con más proporción de fallecidos. Navarra gasta en Sanidad un 33% más que Andalucía pero sin embargo tiene casi 4 veces más de fallecidos. Murcia gasta casi lo mismo que Castilla-León, pero tiene ocho veces menos de fallecidos. Los recursos siempre serán insuficientes cuando la gestión política de la situación es lamentable. En todo caso y ya puestos, partiendo de la base de que los recursos nunca son infinitos, retrospectivamente mejor hubiera sido tener una fábrica de mascarillas o de respiradores que una Facultad de Medicina. Llevadas ciertas argumentaciones al extremo lo que aparece es un negacionismo en virtud del cual es imposible gastar el dinero público con ineficiencia, o en virtud del cual el 100% del gasto público debería ser sanitario. Por estos pagos, desde luego, solemos carecer de gestores públicos que se pregunten si tal o cual gasto realmente será necesario. En un universo en que los recursos fueran infinitos y no hicieran falta gestores, no habría problema alguno.

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