El presidente Roig llama a la calma y garantiza el abastecimiento

Ayer se produjo, de manera involuntaria, un duelo de comparecencias un tanto curioso, ya que en el mismo día por fin dio la cara Pedro Sánchez, casualmente poco después de que también mandara su mensaje a la sociedad Juan Roig, el presidente de Mercadona.

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En realidad resulta un tanto surrealista que el presidente del gobierno comparezca ante los medios más tarde que el presidente de Mercadona. Esto viene a confirmar que la sociedad española hace tiempo que se encuentra alarmada, que demanda información y medidas, que no las encuentra en el gobierno y que al final es la propia sociedad civil la que desarrolla sus propios mecanismos de autodefensa. Sólo en este contexto se entiende que a falta de una autoridad gubernamental confiable tenga que calmarnos el presidente de Mercadona en vez de o antes del presidente del gobierno, que maneja un Presupuesto de casi 500.000 millones de euros. El gobierno socialista, por el 8M o por lo que sea, va con muchos días de retraso respecto a la sociedad española.

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Aún peor. Tras comparecer Juan Roig y Pedro Sánchez, cada uno por su lado y con su mensaje, la pregunta es cuál de los dos mensajes resultó más eficaz y esclarecedor. Desde luego el presidente del gobierno, el gobierno que se lleva la mitad del salario de todos los españoles para tener un estado que haga algo ante este tipo de situaciones, no esta claro que ayer ganara el duelo mediático. Un duelo que a lo mejor ganó Roig sin siquiera proponérselo ni ser consciente de que estaba librando un duelo. El caso es que Roig dijo lo que todos necesitçabamos oír ayer, que  no habrá desabastecimiento en los Mercadona: “situaciones parecidas a esta crisis del sector nacional e internacional ya hemos vivido en el pasado y siempre ha habido productos suficientes para abastecer a nuestros clientes y ahora también los tenemos”, y “Mercadona es muy eficiente y el sector de la distribución es muy eficiente, por lo tanto está garantizado el abastecimiento de los productos”.

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Conviene no obstante no echar totalmente en saco roto la intervención de Sánchez. Para empezar su intervención se produjo tras una videoconferencia con los principales líderes europeos por lo que las palabras de Sánchez no tienen meramente el valor de las palabras de Sánchez, sino el valor que queramos otorgar a los líderes de la UE. En el plano económico se apuntaron cuestiones como flexibilizar la jornada laboral o el cumplimiento fiscal de las empresas, lo que a su vez vendría acompañado por una flexibiliización por parte de la UE de los límites de endeudamiento.

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En realidad, por lo que se refiere al coronavirus y las medidas sanitarias, Pedro Sánchez no dijo gran cosa. Se limitó a declarar que nos esperan “semanas difíciles” y que “Para combatir esta emergencia haremos lo que haga falta”. Pero sin concretar qué es lo que hace falta hacer. Bueno, una cosa drástica sí decidieron ayer, cerrar el Congreso en una especie de 155 sanitario, pero no para proteger a los españoles del contagio sino para protegerse ellos.

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Sin embargo, el presidente realizó un movimiento estratégico de alcance sugiriendo que habrá que reescribir los Presupuestos Generales a la luz de la nueva situación económica, y abriendo a la oposición la participación en esa reescritura: “Sería muy buena noticia para el conjunto de la ciudadanía que tuviéramos unos nuevos presupuestos porque tenemos que adaptar nuestras políticas. Hay que adaptar nuestras políticas económicas y fiscales a esta nueva realidad”, a lo que añadió: “Y creo que sería bueno que todas las fuerzas parlamentarias sean conscientes de ello”.

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La comparacencia de ayer de Sánchez pudo ser políticamente importante, salvo que no lo sea en absoluto

Estas palabras de Sánchez suscitan varias cuestiones. La primera si el PSOE está más preocupado de la crisis política que de la crisis sanitaria y económica. O sea, lanzar la pelota a la oposición para colaborar en los Presupuestos parece una jugada o para involucrar a la oposición en la crisis y diluir la responsabilidad del gobierno, o para echar la culpa a la oposición de lo que pase si no colabora con el gobierno. Pero claro, igual que “hacer lo que haga falta” no significa nada, colaborar con el gobierno tampoco significa nada si no se concreta nada. Por ejemplo, ¿está sugiriendo el PSOE que le va a dar la patada a Podmeos? ¿O pretende que el PP y Ciudadanos se sumen a las políticas de Podemos? Si alguien reclama el apoyo de otra fuerza sin estar dispuesto a ceder nada su oferta de diálogo es una farsa. ¿Está dispuesto a consensuar una política con la oposición o pretende sin más una adhesión ciega a sus políticas y las de Podemos? Podría resultar un poco triste que, en mitad de esta tempestad humanitaria y económica, el eje central de la intervención de Pedro Sánchez fuera una jugadita de Iván Redondo para combatir no el coronavirus o la crisis económica, sino los malos resultados de las encuestas. Por otro lado sería bueno soltar la mano de Podemos en un momento tan crucial, pero si eso es lo que realmente pretende el PSOE y no sólo corresponsabilizar a la oposición de lo que haga el PSOE con Podemos, pronto lo veremos. Por lo demás, cuando era el PSOE el que estaba en la oposición en la crisis del Ebola, todos recordamos que su modelo de actuación era intentar sin ningún escrúpulo echarle encima los muertos que hubiera a Rajoy. Como en el 11M, cuyo aniversario se produce justo en el día de hoy.

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