La mala conciencia de María Chivite

Chivite tiene un problema. Chivite sabe que lo tiene. Y lo que es más: sabe que sabemos que lo tiene. El problema de Chivite es que para sacar adelante todo el programa que tiene pactado con Geroa Bai y con Podemos necesita a Bildu. Bildu es el oxígeno que respira la presidenta Chivite. ¿O se supone que es Navarra Suma la que va a posibilitar que se saque adelante el programa de gobierno del PSN con Geroa Bai, Podemos e IE?

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A Chivite no le gusta nada, claro está, que se le recuerde esta situación tan comprometida. Menos aún cuando se la recuerdan las víctimas del terrorismo. ¿Pero qué esperaba Chivite que dijeran las víctimas del terrorismo en el momento en que decidió que Bildu sería políticamente su oxígeno?

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Para tratar de lavar la tapicería del sillón presidencial, el PSOE apeló entonces a que UPN llegó al gobierno en 1991 con una artimaña de Herri Batasuna.

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La elección de esta comparativa resulta significativa en primer lugar porque de algún modo viene a reconocer que la Bildu de ahora y la Herri Batasuna de entonces son lo mismo o existe una línea de continuidad entre ellas. Bildu por cierto no le ha afeado al PSN su comparativa.

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Retrotrayéndonos a 1991, de todos modos, Batasuna no se abstuvo, ni votó en contra sólo del candidato socialista, sino que con lo que nos encontramos es con que UPN tenía 20 diputados y el PSN 19. Como Batasuna votó en contra tanto de la candidatura del PSN como de la de UPN, el candidato de UPN (Juan Cruz Alli) se alzó con la presidencia no por ninguna artimaña, sino en virtud de lo que entonces disponía la LORAFNA, la cual determinaba que en ausencia de un candidato que alcanzara la mayoría la presidencia recaería en el más votado.

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En definitiva, en 1991 Batasuna votó tanto contra el candidato de UPN como contra el del PSN porque le daba lo mismo uno que otro. Lo significativo por consiguiente es que ahora a Bildu ya no le de le mismo uno que otro y, por el contrario, haya llegado a la conclusión de que para conseguir sus objetivos le viene mejor un gobierno del PSN. Esto también forma parte de esa verdad incómoda que Chivite sabe y sabe que sabemos nosotros.

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De nada sirve que Chivite devuelva la bandera de España al despacho de la presidencia si, por otra parte, mantiene toda la legislación del cuatripartito (contra la que se manifestó) en materia lingüística, por ejemplo. Desde luego está muy bien que Chivite recupere la bandera nacional, pero más le valdría prescindir de la bandera y defender España y la libertad en las cuestiones reales de fondo. Sobre todo porque, tratándose de líderes socialistas, desde Bono a Pedro Sánchez, estamos acostumbrados a verles hacerse la foto frente a una bandera gigante justo antes de poner España a los pies de quienes quieren destruirla. Los nacionalistas vascos apoyan a Chivite porque consideran, con razón, que Chivite mantendrá las leyes de la anterior legislatura y que, con esas leyes y el paso del tiempo, estarán más cerca de abertzalizar a la mayoría de la juventud navarra y conseguir sus objetivos. Por esa y por ninguna otra razón Chivite ha conseguido ser presidenta con 11 diputados de 50. Ni Geroa Bai ni Bildu hubieran posibilitado la presidencia de Chivite si, por un sólo momento, hubieran pensado que el presupuesto de Igualdad podía subir un 1,7%, pero podían retroceder en cambio sus objetivos nacionalistas. Chivite no puede pretender que es imposible gobernar con la derecha sin contaminarse pero que en cambio es posible hacerlo con el nacionalismo. En realidad la derecha hubiera estado dispuesta a hacerle muchas más cesiones a Chivite que el nacionalismo.

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Respecto al voto de Batasuna en 1991, volviendo a aquel asunto, cabe señalar la información publicada por el ABC en 1992, en virtud de la cual el PSOE, a través del entonces Director General de la Guardia Civil, Luis Roldán, habría ofrecido a Batasuna el nombre de un confidente infiltrado en la ETA a cambio de una abstención que hubiera posibilitado la presidencia de Urralburu. Que cada cual otorgue a aquella información o a su desmentido la veracidad que le parezca, pero en cualquier caso lo que se encuentra fuera de toda duda en la Navarra de 2019 es que, como le recordaba Bakartxo Ruiz a Chivite en la sesión de investidura: “No olvides que presidirás Navarra por nosotros”. Es seguro que a su vez el electorado de Bildu le recordará esto mismo a Bakartxo Ruiz a lo largo de toda la legislatura: si Chivite va a presidir Navarra gracias a nosotros, que se note.

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Seguro por tanto que Bildu se las apaña perfectamente para que Chivite no olvide esto en ningún momento, pero tampoco lo olvidarán todos los navarros que muy mayoritariamente votaron en contra de las políticas nacionalistas del cuatripartito, no digamos contra que el árbitro de la política navarra acabara siendo Bildu.

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Comentarios (2)
  1. Cuenco says:

    Blanco y en tetrabrik …

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  2. calimero says:

    Presidirá, pero no gobernará.

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