“Quien pone en riesgo la normalización política de Cataluña es Sánchez porque mantiene presos políticos y exiliados. Su tiempo se ha acabado. Si no hay un acuerdo para un referéndum pactado y reconocido internacionalmente en noviembre, el independentismo no garantiza la estabilidad parlamentaria del Gobierno”. Tal fue, en su literalidad, el ultimátum expuesto ayer por Quim Torra a Pedro Sánchez.

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Lo tenía todo controlado…

El ultimátum de Torra viene a demostrar la falacia del discurso socialista a lo largo de los últimos meses, en virtud del cual la responsabilidad de todo lo ocurrido en Cataluña en el fondo la tenía el PP con sus cargas policiales, su autoritarismo y su derechosidad en general. Afortunadamente había llegado el PSOE con su diálogo, su positivismo antropológico, su propositivismo confederal y su izquierdosidad en general. Pues bien, ya hemos visto que efectivamente lo tenían todo bajo control. O igual es que Pedro Sánchez era un poco derechoso en el fondo. Lo único que podemos tener por seguro es que si los separatistas amenazan con un ultimátum la culpa es de todo el mundo menos de ellos, ya que es de lo que el PSOE nos ha venido intentando convencer todo este tiempo.

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¿Sigue siendo igual de maravillosa hoy Uxue Barcos?

Desde que el PSOE usó la moción de censura para echar al PP y hacerse con la Moncloa con el apoyo de la extrema izquierda y el separatismo golpista, hemos asistido en Navarra a la inmediata licuefacción del PSN arrojado en brazos de Geroa Bai prácticamente suplicando a Uuxue Barcos un futuro puesto en el equipo titular del cuatripartito sustituyendo a Bildu. Si, por el contrario, los separatistas dejan caer a Sánchez o en todo caso pierde su apoyo, habrá que ver si esta pasión desatada por la marca blanca del PNV se mantiene o el PSN experimenta una súbita revelación en el sentido de que Uxue Barcos es poco más que una marca comercial y una acumulación abrumadora e inconexa de adverbios. Está claro que si el escenario político cambia y al socialismo (como a todos) le toca choque con los nacionalismos, puede cambiar la estrategia de acercamiento del PSN a Barcos.

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Menudo éxito la estrategia socialista del apaciguamiento

La mala noticia es que el número de planes B es limitado. Sin el apoyo de los separatistas, al PSOE no le salen los números, pero tampoco le salen los números a una alternativa PP-Ciudadanos. Una nueva cita electoral no está claro tampoco que ofreciera un panorama demasiado distinto, aunque unas elecciones ofrecerían una jugada mejor a PP y Ciudadanos, que podrían quedarse como están o conseguir la mayoría absoluta, mientras que sin el apoyo separatista el PSOE sólo podría quedarse como está. Alternativamente los separatistas podrían determinar sin querer una UTE entre PSOE-PP-Ciudadanos, al menos temporalmente, para aplicar un 155 más intenso y extenso que el del año pasado. En este sentido quizá hasta interesaría que el PSOE permaneciera en el gobierno, ya que si tuvieran que ser el PP y Ciudadanos quienes aplicaran el 155 o hicieran actuar a las fuerzas de seguridad, el PSOE es un partido que ha demostrado ser poco fiable para tenerlo a la espalda y podría faltarle tiempo para intentar recomponer su relación con el separatismo. Mejor quizá encargarle al PSOE la administración del 155 y no darle la espalda, que se manchen un poco las manos por una vez en la defensa de España. Por lo demás, el PSOE pasaría de estar totalmente condicionado por los separatistas y Podemos a estarlo por el PP y Ciudadanos. Lo que política, social y económicamente no tiene sentido es cualquier escenario que no sea resolutivo y que prolongue un estancamiento infinito.

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