Berriozar volvió a recordar al subteniente Casanova

El pasado jueves 9 de agosto, los vecinos de Berriozar, en un acto organizado por la asociación cívica Vecinos de Paz, han vuelto a recordar al subteniente del Ejército de Tierra Francisco Casanova, asesinado hace 18 años por la banda terrorista ETA cuando llegaba a su domicilio.
El acto de homenaje, precedido por una misa en la parroquia de San Esteban, tuvo lugar en la Plaza del Sol de la localidad, y asistieron al acto representantes de buena parte de los partidos políticos en la región: regionalistas de centro-derecha, nacionalistas, popularesnaranjas y socialistas.
Entre esas personalidades figuran la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana Ollo; el presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza; el ex presidente Miguel Sanz; el ex presidente regional Miguel Sanz, y el delegado del Gobierno de España en Navarra, José Luis Arasti.
Ahora bien, a pesar de ciertas asistencias, con toda la razón y lógica, la portavoz de la asociación organizadora se negó a dar la bienvenida a los representantes del gobierno regional, ya que gobiernan con el brazo político de la banda terrorista ETA, es decir, con la formación política Bildu. Criticaron también que fueran a hacerse la foto.
Por otro lado, durante el acto, aparte las intervenciones de Maribel Vals y de miembros de la Benemérita en Navarra, el poeta Víctor Manuel Arbeloa leyó el siguiente poema-homenaje, con pasión y despertando fervorosos aplausos, el cual se titula Dónde y Cuándo, y se expone a continuación:
Aquel día, hizo Dios a Caín la pregunta que sigue traspasando los siglos:
-¿Dónde está tu hermano Abel? (Es decir, ¿qué hiciste de tu hermano?) Se oye su sangre que clama a mí desde el suelo. Vagabundo serás y errantes serán tus pasos1.
Como Homero cantara el descenso en el Hades, con la ayuda de Circe, de Ulises mañero y taimado, el poeta de Roma, Virgilio preclaro, describió la visita de Eneas piadoso en el lóbrego Averno a su padre adorado.
Al pasar por el Tártaro, presenció los tormentos de aquéllos que en vida no dejaron de odiar a los suyos…, o se alzaron en armas a favor de un proyecto malvado. Unos hacen rodar un enorme peñasco.
Otros penden tendidos y uncidos de una rueda a los radios.
Varios siglos más tarde, recorrió los infiernos, por Virgilio guiado, Dante Alighieri, “il Sommo Poeta”, florentino-italiano. Del Inferno en su undécimo canto, nos describe el abismo apestoso en que yace la gente violenta: asesinos, ladrones, incendiarios…
Morte per forza e ferute dogliose, nel prossimo si danno, e nel suo avere ruine, incendii e tollette damnose,
Onde homicide e ciascun que mal fere guastatori e predon, tutti tormenta lo giro primo per diverse schiere3.
***
A lo largo de todos los tiempos, golpeó el mural de las conciencias el apóstrofe del Génesis: ¿Qué has hecho de tu hermano?
Aquí también, igual que en muchas partes, sufrimos la negra maldición de la inicua violencia y del crimen nefando.
Por nuestra breve tierra fronteriza al trote y al galope muchas veces pasaron los tres, apocalípticos, caballos -negro, rojo y bayo- de la guerra, del hambre y de la muerte. Digámoslo claro: Cainita fue, en gran parte, nuestra historia. Cainita la costumbre, cainita la memoria y el legado.
Varias guerras civiles, el siglo diecinueve. Otra guerra civil, hace sólo ochenta años. Y ayer y antesdeayer de nuestro calendario, en la era más limpia y democrática de España, en la nutricia paz conseguida a destajo, una espesa manada de asesinos, bien cubierta por los cuatro costados, mancharon de nuevo con sus sucias pezuñas nuestra tierra de sangre, luto y llanto, con casi un millar de asesinatos, y un número sin cuento de heridas, secuestros, destierros y extorsiones, de amenazas, hostigos, infamias, calumnias, persecución y estragos.
Euskadi y libertad, era su lema, es decir, la independencia. El hacha y la serpiente -el odio y la mentira-, sus símbolos macabros. España, su obsesivo, telúrico, enemigo; la presa de su saña. Inhombres, sus verdugos y sus múltiples cómplices insanos.
Triste, abominable, pero cada día más urgente, su verídico relato.
Ha llegado, pues, la hora, tras el fracaso de la banda terrorista en cuanto tal, pero no de su maldad y su contagio, de responder sinceros, cada uno, cada cual, cada grupo, y como pueblo, el dónde de esta historia: en dónde estuvo cada quisque en este trágico escenario.
***
¿Dónde estuvieron, estuvisteis, estuvimos? ¿Dónde, cuando ETA acribillaba y trucidaba al español de turno, en nombre, de su libertad patriótica? Cuando ETA amedrentaba e imponía el silencio del terror informe. Cuando ETA conseguía que una parte importante de navarros aplaudiera y aprobara y votara la caza del hombre? ¿Dónde estuvisteis políticos, presidentes, consejeros, alcaldes, concejales, de todos los partidos, de todos los colores, vosotros, llamados a guiar a nuestro pueblo. ¿Dónde, intelectuales, juristas, catedráticos, maestros, profesores, los de la lección de cada día; poetas, músicos, pintores, periodistas, escritores, que impartís la mejor sabiduría, la justicia, la belleza…? ¿Dónde, conspicuos expertos de todas las profesiones, ejemplo cotidiano del hombre de la calle, que sigue vuestra vida y admira vuestro oficio? ¿Dónde, obispos y arzobispos, párrocos y coadjutores, religiosas, religiosos de todas las Órdenes y Congregaciones, tan activos, tan proféticos, algunos de vosotros, en el último franquismo…? ¿Dónde estuvieron, estuvisteis, estuvimos, todos, sin escuchar siquiera los clamores de la sangre derramada de las víctimas en calles, plazas y rincones de nuestra historia y geografía…? ¿Dónde?
¿Dónde estuvieron, estuvisteis, estuvimos, aquella tarde de agosto, en que mataron al noble subteniente español Francisco Casanova Vicente, ¿Dónde, esa noche, y los días posteriores?
¿Acaso en complicidad con los matones? ¿En la muda omertá que ellos, día a día, levantaron? ¿O en la injusta y avezada posición del mandilón, lebrón, vilote?
Si nuestro pueblo hubiera estado en pie, en los primeros golpes del terror, como estuvimos, por tantas causas en tantas ocasiones, tal vez las manadas de bandidos se hubieran espantado, y hoy tendríamos más luz en las meninges, más paz en los corazones.
***
Vayamos un poco más allá. Y añadamos el cuándo del futuro necesario al dónde del pasado. Si no estuvimos donde y como debimos haber estado, peguntémonos también el momento en que llegamos a ser conscientes de nuestro miedo, de nuestra sumisión, de nuestro embargo, y decidimos, por dignidad y por justicia humana, de tan monstruosa esclavitud desperezarnos.
Pero, si todavía no lo hicimos, pongámonos a ello con todos los medios más cercanos.
Porque, si los bandidos oficiales fueron derrotados, y penan en la cárcel sus delitos, más propios de chacales hambrientos o de míticos endriagos, muchos de sus secuaces y voceros -esa “ETA total-”, por el terror subidos a los puestos de mando, reparten por doquier su doctrina de odios y venganzas, de desprecios a todo lo español y lo navarro: (¡Nosotros, los navarros, españoles y europeos, somos el objetivo permanente de todas sus afrentas, de todos sus escarnios!)
Pero nadie, que se sepa, nace odiando. ¿Quién les propinó el sutil e implacable veneno, que los hizo in-humanos? ¿Quién el frío licor amargo, que los llevó a la odiosa venganza, a cuentas y a plazos?
Nos dejan la herencia del falso y leninista derecho a decidir: derecho a destruir, en cualquier tiempo y lugar, todo un Estado -la obra política mayor del genio humano-; el falso derecho a destruir la convivencia, la paz y libertad de todos los iguales, ciudadanos, unidos por la ley común, constitutiva de derechos y deberes cotidianos, defensora de los valores cívicos más altos.
***
Olvidadas las armas materiales, la memoria martirial de las víctimas exige no pronunciar jamás su nombre en vano, no volver, por la puerta de atrás, a las andadas, no refrendar el programa etarril con la otra mano.
¡No amontonar más muerte a los ya muertos! ¡No profanar su gloria y su descanso!
Finalmente, hacemos nuestra la reprobación a la hipocresía del ejecutivo nacionalista e izquierdista que gobierna Navarra, e instamos a la sociedad a no olvidar a las víctimas.
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