La política social (de amiguetes) del cuatripartito

Poco a poco, aparte de plantar ikurriñas y tratar de convencernos de que ellos eran el bien y los demás la corrupción, vamos viendo qué cosa era eso del cuatripartito y el reino de leche y miel.

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Los camaradas primero

Empezando de menor a mayor, la semana pasada tuvimos el caso del temario, protagonizado por la concejal de I-E Edurne Eguino. Se trata de una oposición en la Policía Municipal de Pamplona para ascender a cabo, en la que la concejal, abusando de su cargo, en una convocatoria pública, saltándose los principios de igualdad, mérito y capacidad, adelantó la información de la convocatoria, incluído el temario, cuando aún no era público, a un opositor militante de su partido. Podría considerarse el suceso más leve de la lista porque hablamos del temario, no del cuestionario, pero el hecho sigue siendo bastante poco ejemplar y bastante feo. El cuatripartito ha cerrado filas en torno a la concejal porque el límite para estas formaciones entre grave y leve es bastante claro: si es de los nuestros, es leve.

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And the winner is…

En segundo lugar tenemos el misterioso suceso del concurso público para asignar un contrato de 100.000 euros, en cuyo pliego de condiciones aparece ya el nombre de la posible empresa adjudicataria, que aporta para la prestación del servicio una furgoneta, un línea de teléfono con ADSL y fax y equipos informáticos para un aula. La empresa en cuestión es por cierto la Asociación Educativa Berriztu. ¿Qué es lo que parece? Pues que alguien tenía que reflejar fielmente en el pliego de condiciones del concurso justo los materiales que ofrecía la empresa que se tenía que llevar el concurso. Sería el típico caso de sacar un concurso con unas condiciones a medida de la empresa que se quiere que lo gane. El problema es que algún escriba acaso fue tan hábil o tan torpe, según fuera su intención, que mezcló las chuletas incluyendo en el pliego de condiciones requeridas el nombre de la empresa que las ofrecía. ¿Y qué pasará con esto? Pues presumiblemente nada, siguiendo el principio de que gravedad y responsabilidad política es algo a tener en cuenta sólo cuando el caso le afecta al del enfrente

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La emperadora está empoderada, ¿quién la desempodemizará?

Queda por fin por reseñar  la oficialización de Laura Pérez como tránsfuga, así como que el gobierno cuatripartito se apoya en una tránsfuga. ¿Quién iba a pensar algo así de una persona que había sido ilegalmente contratada en el concejo presidido por su padre y vicepresidido por su padre? Pero claro, como era de los nuestros aquello tampoco era grave. Que por cierto, vaya usted a saber, aquello a lo mejor también se pareció un poco a lo del concurso del párrafo anterior. De todos modos, ¿quién le iba a decir nada? ¿La que desahució a una pareja de su inmueble? ¿La del chófer oficial convertido en particular para ir a Bilbao? Bajo la apariencia de sainete, lo de Laura Pérez es sin embargo un hecho muy grave. La ex líder de Podemos, que sencillamente no ha aceptado la derrota en las primarias de su partido, pone en entredicho el carácter democrático de la mayoría de su grupo, ya que como ha quedado patente en Venezuela uno no demuestra que es un demócrata cuando se presenta a unas elecciones, las gana y accede al poder, sino cuando las pierde y le llega el momento de abandonar ese poder. Por otra parte, el hecho de tener entre uno y cuatro tránsfugas en el Parlamento de Navarra implica que tenemos una serie de diputados, al menos uno, que ya no representa a las siglas por las cuales los electores le votaron. En la hemeroteca de tránsfugas tenemos por ejemplo el “tamayazo”, que se resolvió con una repetición de las elecciones en la Comunidad de Madrid. Lo que está claro es que si Laura Pérez empieza a actuar con cierta autonomía respecto a Podemos, es dudosa la legitimidad democrática que tiene para hacerlo en su calidad de tránsfuga; pero si sigue al dedillo el dictado de Podemos (malvado partido dictatorial que realiza purgas contra la buena gente como ella), es dudoso para qué se aferra al escaño salvo para mantener el sueldo.

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