¿Hay un problema de falsas denuncias contra la violencia “machista”?

Diario de Noticias dedicaba ayer su portada a la noticia de que las denuncias por violencia “machista” en Navarra han pasado de 1.191 a 1.838 en dos años. Las denuncias en los juzgados, por tanto, han crecido un 54%.

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A primera vista, esto significa o que la violencia contra las mujeres se está disparando, o la violencia es la misma pero se está multiplicando el número de denuncias.

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Centrándonos es este segundo supuesto, podría dar la impresión de que es una buena noticia que aumente el número de denuncias contra la violencia “machista”. ¿Lo es realmente? ¿Lo es sin matices?

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Obviamente está bien que si se produce un caso de violencia sea denunciado y se actúe contra el agresor, severamente además. El problema es que si en Navarra tenemos casi 2.000 denuncias al año por violencia machista, en 2016 en el conjunto de España hubo 142.893 denuncias.

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Cada vez que alguien se cuestiona en voz alta cuánta realidad existe detrás de un volumen tan alto y creciente de denuncias, le cae encima todo el peso del aparato ideológico dominante, se le responde además que sólo el 0,01% de las denuncias son falsas y que, con los datos en la mano, entre 2009 y 2016 las condenas por denuncias falsas fueron 79, frente a las 1.055.912 denuncias por violencia de género presentadas en esos ocho años.

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Sin embargo, siendo cierto que sólo un pequeño número de denuncias se demuestran falsas y sus autoras condenadas, por otro lado tenemos el hecho de que sólo 2 de cada 10 denuncias terminan en una condena. En 2016, hubo 58.716 denuncias archivadas. Es decir, la inmensa mayoría de las denuncias acaban en un limbo en el que no está claro si eran ciertas o no eran ciertas.

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¿Y por qué iban a existir denuncias falsas? Los motivos van desde la venganza o el despecho a la custodia de los hijos. Una mujer que denuncia a su pareja automáticamente la coloca en una situación de absoluta precariedad, fuera de su casa, perdiendo la custodia compartida, obligado a pagar una pensión alimenticia y bajo un inmediato estigma social, antes de haber sido juzgado ni condenado. Esta mujer puede además de este modo tener derecho a una renta u otras ventajas y ayudas de tipo económico. ¿Quiere decir esto que no existe la violencia contra las mujeres y que todas las denuncias son falsas? Evidentemente no. Lo que sucede es que tampoco se puede afirmar que todas las denuncias son puras. No hay ámbito en la vida en la que, preguntado un conjunto de personas sobre algo, el 99,99% diga siempre la verdad. Hay dos realidades negativas, difíciles de cuantificar, que son la violencia contra la mujer y las denuncias interesadas contra los hombres. No se puede alimentar una a costa de la otra. No hace falta negar una realidad para combatir la otra. Son dos problemas a combatir. No está claro por tanto si el hecho de que se dispare el número de denuncias significa que estamos avanzando en el camino correcto o no. Y menos claro podemos tenerlo si damos por hecho que todas las denuncias son ciertas. Porque en tal caso resulta casi imposible distinguir entre si aumentan las denuncias porque se denuncia más la misma violencia o si la violencia contra las mujeres no para de aumentar.

Comentarios (1)
  1. Ignatius says:

    Existen denuncias falsas una sencilla razón;
    a más denuncias más dinero para las redes clientelares que “luchan por la igualdad”.
    La lucha por la igualdad es el nuevo sector auxiliar de la corrupción de los partidos, con la gravedad de que no se le puede criticar.

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