Ruido, mucho ruido

Demasiado ruido, demasiadas imágenes nos impiden ver la realidad. Ésta es mucho mejor de lo que normalmente pensamos. Ya sabemos que la noticia es que el niño muerda al perro. Pero lo cierto es que la gran mayoría de noticias son malas. Las buenas noticias no son noticia. En la vida real, en la de verdad, no en la del mundo de las redes, hay muchas buenas noticias que no son noticia.

Debemos de cambiar de chip, de óptica para ver y vivir la vida desde el punto de vista de las numerosas cosas positivas que pasan todos los días delante de nuestras narices y que ni tan siquiera nos damos cuenta. Vivimos y estamos alarmados por el secesionismo catalán o el expansionismo vasco, nos cabrea, nos indigna pero lo que desde luego nos impide ver la cantidad de cosas buenas que no captamos por que estamos saturados de tanto mensaje estresante.

La sonrisa de nuestros hijos y nietos, la cantidad de gente buena que cuida de sus mayores. La ayuda a los necesitados, a los refugiados, el banco de alimentos, la ayuda de la protección civil, de la Dya, de la Cruz Roja, no las vemos, las olvidamos pero están ahí y también forman parte de nuestro entorno.

En época de Navidad, donde conmemoramos el nacimiento de Jesús que es lo mejor que nos ha ocurrido a la humanidad. Un buen momento para estar con los seres queridos, para alegrarnos y dar gracias por la cantidad de cosas buenas que tenemos a nuestro alrededor y que solamente las valoramos cuando las perdemos. Debemos no tener presente la cantidad de avaricia, soberbia, egoísmos y mezquindad que también están en nuestra realidad, pero que tienen el peso que tienen, y que ocultan normalmente lo bueno que tenemos.

Feliz Navidad.

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